Por LaFamilia.info

 

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El desprendimiento nos hace sentir en paz y felices con nosotros mismos. Y en Navidad sí que es cierto. La satisfacción que produce donarse a los demás con alguna ayuda espiritual o material, es incomparable a la que siente cuando se recibe.

 

Vivir la generosidad

 

Tener como premisa básica de vida que “es mejor dar que recibir” nos permite liberarnos de las ataduras, salir de la egolatría, además de experimentar la placidez que produce la generosidad.

 

Hay que dar con total disposición, sin arrepentirse, sin esperar alguna recompensa o gratitud, pues finalmente el que se beneficia es uno mismo, indiferente de la actitud del otro; similar a lo que sucede cuando se perdona a alguien.

 

“Cuando dar duele, porque significa alguna clase de sacrificio personal, la alegría es más grande aún, es un consuelo para el alma” (Oscar Schmidt - reinadelcielo.org).

 

El Lago de Genesaret y el Mar Muerto

 

En un artículo publicado en Catholic.net, Francisco Cardona hace un espléndido paralelo para ejemplificar lo que sucede cuando una persona es generosa y cuando no:

 

“Hay en Tierra Santa dos lagos alimentados por el mismo río, situados a unos kilómetros de distancia el uno del otro, pero con características asombrosamente distintas. Uno es el Lago de Genesaret y el otro el llamado Mar Muerto.

 

El primero es azul, lleno de vida y de contrastes, de calma y de borrasca. En sus orillas se reflejan delicadamente las flores sencillas amarillas y rosas de su bellísimas praderas. El Mar Muerto, es una laguna salitrosa y densa, donde no hay vida, y queda estancada el agua que viene del río Jordán.

 

¿Qué es lo que hace tan diferentes a los dos lagos alimentados por el mismo río? Es sencillamente esto: El lago de Genesaret trasmite generosamente lo que recibe. Su agua, una vez llegada allí, parte inmediatamente para remediar la sequía de los campos, para saciar la sed de los hombres y de los animales: es un agua altruista. El agua del Mar Muerto se estanca, se adormece, se salitra, mata. Es agua egoísta, estancada, inútil.

 

Pasa lo mismo con las personas. Las que viven dando y dándose generosamente a los demás, viven y hacen vivir. Las personas que egoístamente reciben, guardan y no dan, son como agua estancada, que muere y causa la muerte a su alrededor.

 

Pensamos que, cuando repartimos nuestro dinero, tiempo, honor, nos empobrecemos, que los demás se van quedando con lo nuestro, y nosotros nos vamos vaciando y empobreciendo cada vez más. Eso nos parece, estamos seguros de que así es, pero ocurre exactamente lo contrario.

 

Cuanto más damos, más recibimos. Cuanto menos repartimos de lo nuestro, más pobres nos volvemos. Es una ley espiritual, que se cumple puntualmente; es una ley difícil de aceptar, por eso pocos se arriesgan a ponerla en práctica; pero hay un reto muy interesante para el que lo quiera aceptar. El que quiere vivir de acuerdo a esa ley de dar y darse a los demás, se llevará sorpresas muy agradables. Es mejor dar que recibir”.

 

 

En esta Navidad propongámonos donar todo lo que tengamos y ofrecerlo a los demás: regalemos sonrisas, amabilidad, abrazos, cariño, afecto, amor, apoyo, gratitud, armonía, alegría, tiempo, oración… y también lo material que esté en nuestras posibilidades. 

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 Foto: Freepik

En Navidad abrimos las puertas de nuestros hogares a familiares y amigos para compartir juntos la alegría de esta festividad. Es por esto que debemos convertirnos en los mejores anfitriones y por supuesto, en los invitados más educados, ¿cuáles son los deberes de cada quien?

Por LaFamilia.info

 

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Una de las tradiciones más representativas de la Navidad es el intercambio de regalos, la cual es un legado de San Nicolás, conocido hoy como Santa Claus; no obstante, algunas veces los regalos se convierten en el centro de atención, alejándose así del sentido de la celebración.

 

El gesto de regalar es una demostración de agradecimiento, amor, fraternidad, amistad; o simplemente para decirle al otro que le queremos y lo pensamos. Pero por momentos, parece que se olvida el verdadero significado de esta tradición navideña, puesto que se ha ido transformando en una carrera desmedida por comprar y comprar, sin darse cuenta de la mentalidad consumista que encierra todo ello.

 

Claves para regalar 

 

El verdadero espíritu navideño nos da algunas claves sobre el tipo de regalos que debemos brindar en esta fecha:

 

Dar de acuerdo a las posibilidades económicas, no hay que hacer competencia por dar el mejor regalo. Es sólo un detalle, una expresión de cariño.


No endeudarse para dar regalos. La Navidad no lo exige, se da cuando se puede. Y si las posibilidades económicas no lo permiten, hay otros regalos que no son materiales.


Regalos que alimentan el alma. Perdón, paz, un gesto de cariño, tiempo, ayuda desinteresada… Todo aquello que no se encuentra en las tiendas. Valen muchísimo más y de verdad alimentan el espíritu, tanto de quien los da como de quien los recibe.


No dar para recibir. La verdadera generosidad da sin recibir nada a cambio.


Regalar no te hace mejor o peor. En cuanto a regalos materiales, no eres lo que das. Lo que nos hace mejores personas son nuestras acciones.


Detalles de cariño. Hay objetos que no son costosos y cumplen su verdadero objetivo como expresión de cariño en esta fecha especial, una nota con unos chocolates, o unas galletas preparadas en casa, son algunos ejemplos.


Dar a quienes más lo necesiten. Uno de los valores de la Navidad es la solidaridad; es tiempo de regalar a los más necesitados, son ellos quienes en realidad necesitan un regalo en esta Navidad.


Reunidos en Navidad. Una de las cosas más bellas de la Navidad es la reunión de las familias y el encuentro con amigos, pero no hay que desmedirse en comida y bebida.

 

 

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Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana - 15.12.2014

 

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Un momento propicio para exaltar la dinámica interna del hogar, como algo más que un espacio físico donde habitan personas que por decisión libre y voluntaria al matrimonio, se complementan, comparten una identidad y su intimidad.

 

Los cónyuges construyen una relación que se desarrolla de manera natural y que no se queda en el plano de coexistir sino que con base en la comunión que surge con la entrega y con el amor, cada uno se enriquece como persona humana para luego trascender, si llegan los hijos como fruto de ese amor donado.

 

En el hogar cada miembro es aceptado tal y como es, según su carácter, su personalidad, sus talentos y también con sus debilidades… algo que solo se logra en el seno de la familia. Por tanto, en un clima de seguridad y confianza se forja el espacio idóneo para crecer, desarrollarse, perfeccionarse, saberse aceptado y amado.

Comienza la Navidad y esta época especial, como ninguna otra, resulta ideal para disfrutar en familia, para compartir momentos en tiempo libre, para estimular la creatividad y salir de la rutina en la relación conyugal y con los hijos, en la salud y en el descanso. Pero descansar no significa no hacer nada, por el contrario, propone realizar actividades que exigen menos esfuerzo y ojalá a compartir cantidad y calidad de tiempo con los seres más queridos.

 

Motivar en los niños la lectura y los cuentos o inventar historias sencillas, por ejemplo, resulta ideal para estimular su creatividad. Igual efecto tiene el contacto con la naturaleza, cultivar la música, la danza, el teatro… ideas para fomentar los talentos mientras la familia se divierte.

 

La alegría es posible en la medida en que se cumplan estas condiciones:

1. Si viene de nuestro interior, porque la actitud es clave al iniciar cada mañana y frente a las diversas situaciones cotidianas.

2. Si nos ilumina, porque se multiplica en cada uno y vigoriza las relaciones.

3. Si vivimos de manera sencilla, porque si queremos “ser” podemos enseñarles a los hijos a valorarse a sí mismos.

La felicidad como fin último de cada actuación, no necesariamente es ‘bien estar’ sino ‘ser bueno’ y representa el conjunto de cosas necesarias para vivir en armonía con uno mismo, con Dios y con cada uno de los seres que más queremos y con quienes compartimos los momentos más importantes de la existencia.

 

Aprovechemos esta época de Navidad para aprender de la familia de Nazaret, copiar sus virtudes y luchar porque nuestros hogares sean luminosos y alegres. ¡Feliz Navidad!

 

Artículo editado para LaFamilia.info. Tomado de Apuntes de Familia, edición 22-12/13. Autora: Ana Margarita Romero de Wills, directora Instituto de La Familia, U. de La Sabana.

 

Por LaFamilia.info 
 

20120112nFoto: Pixabay 

Las pataletas y caprichos de los niños en época de Navidad pueden ser más comunes de lo normal, debido al ambiente consumista que lamentablemente ahoga estas fechas. ¿Qué hacer como padres? Toma nota a las siguientes recomendaciones. 

LaFamilia.info
 

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El 6 de enero se celebra la Epifanía, fecha en la que conmemoramos la adoración al Niño Dios por parte de tres reyes sabios que llegaron a Belén desde el Oriente para ofrecerle al Niño tres obsequios simbólicos: incienso, mirra y oro.

Por LaFamilia.info - 01.12.2014
 

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Estamos próximos a las vacaciones y desde ahora las familias tienen sus mentes puestas en el descanso y en las fiestas de fin de año. Pero aparte de esos preparativos, ¿hay tiempo para compartir en familia? ¿para vivir el verdadero sentido de esta época?

 

La Navidad es el momento propicio para que las familias se reúnan y mejor aún cuando se cuenta con las vacaciones para dedicar este tiempo libre a la familia. Quizá tantos afanes nos hacen olvidar de lo importante que es para el ser humano, encontrarse con sus seres queridos, y a través de ellos, encontrarse a sí mismo.

 

Costumbres navideñas para compartir en familia

 

Todo tiene un sentido. El árbol, el pesebre o nacimiento, las luces, la corona, las canciones e incluso los regalos. Y así debemos transmitírselo a los hijos para que comprendan que detrás de cada costumbre hay un origen cristiano. Las siguientes actividades convocan a la familia de manera especial:

 

El adviento. Este tiempo de cuatro semanas que antecede a la Navidad es el momento dedicado a prepararnos espiritualmente para la llegada de nuestro Señor. Es importante enseñarles a los hijos el significado de este tiempo. El calendario y la Corona de Adviento son algunos símbolos.


La novena. Se inicia el 16 de diciembre y es una estupenda oportunidad para enseñarles a los niños el verdadero sentido de la Navidad: el nacimiento del Niño Dios. Cada grupo familiar se puede encargar de una novena y hacer algo especial en ella, como por ejemplo cantar villancicos y preparar los alimentos propios de esta época.


El pesebre o belén. Armar el pesebre siempre será una actividad muy divertida y, por tanto, la preferida de los niños. Además es la costumbre más importante de las festividades navideñas. Debemos explicarles a los más pequeños el significado de cada figura y contarles que el pesebre es la representación del nacimiento de Cristo (Ver aquí).


Decoración del árbol. El árbol vestido de luz es símbolo de la iluminación que Cristo enciende en nuestros corazones. Así que esta costumbre también se puede convertir en un acontecimiento para disfrutar en familia.


La cena navideña. Una bonita oportunidad para que suegras, nueras, hermanas, madres e hijas, tías y algunos hombres cocineros, trabajen en equipo.


Los regalos. Los obsequios materiales son una muestra de nuestro cariño hacia los demás, pero que tal si damos otro tipo de regalos como: una carta de perdón, un abrazo de reconciliación con un pariente que nos hayamos alejado, una sonrisa a aquel familiar que está triste, una invitación a alguna persona cercana que no tiene con quién compartir la Navidad... Estos regalos dan más satisfacción y son una bella demostración del verdadero espíritu de Navidad.

 

 

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20161212nFoto: Freepik

La Navidad es una celebración de fe, de inmensa alegría por el nacimiento de Jesús; pero… ¿nuestros hijos saben que éste es el motivo de la Navidad?

P. Alberto Ramírez Mozqueda - Catholic.net
26.12.2011
 

 

 

La palabra Adviento es de origen latín y quiere decir venida. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.

 

Actualmente hay inquietud por reavivar una costumbre muy significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo: La corona o guirnalda de Adviento, el primer anuncio de Navidad.

 

La corona es un círculo de follaje verde, la forma simboliza la eternidad y el color la esperanza y la vida. Va enrollada con un listón rojo, símbolo del amor de Dios que nos envuelve y también de nuestro amor que espera con ansiedad el nacimiento del Hijo de Dios. En el centro de círculo se ubican las cuatro velas (pueden ser tres moradas y una rosa o bien todas blancas) para encenderse una cada domingo de Adviento. La luz de la vela simboliza nuestra fe. El conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón de la Palabra, si es en la Iglesia, o en un lugar adecuado si se utiliza en un ambiente familiar o escolar.

 

En Navidad se puede añadir una quinta vela blanca, hasta el final del tiempo de Navidad y si se quiere se puede situar la imagen del Niño en relación con la corona: se tiene que ver que la Navidad es más importante que la espera del Adviento.

 

La corona, que procede del Norte (países escandinavos, Alemania), tiene raíces simbólicas universales: la luz como salvación, el verde como vida, forma redonda como eternidad. Simbolismos que se vieron muy coherentes con el misterio de la Navidad cristiana y que pasaron fácilmente a los países del sur.

 

Foto: ChicDecó

 

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