Blogs LaFamilia.info - 14.10.2016

 

20161411blogvf2 

Una persona de corazón noble se reconoce ante las demás por su benevolencia al actuar, su carisma para tratar a sus semejantes, su bondad para direccionar sus pasos y su capacidad de recapacitar y tomar las riendas de su vida. Siempre es bueno hacer un alto en el camino para revisar qué tan certeras han sido nuestras acciones y cómo podemos retribuir a los demás por haber errado u ocasionado alguna ofensa. A veces, con las personas más cercanas, hemos sido soberbios, ocasionando humillaciones y dolores profundos, difíciles de resarcir.  

 

Anticipándonos a la época de navidad, en donde se debe vivir con plenitud y compromiso total, el amor, la bondad y la paz que tanto necesitamos, en este mes reflexionaré acerca de la nobleza, actitud indispensable para lograr acercarnos y estrechar lazos de fraternidad, vital para perdonar y ser perdonados como señal de seres racionales, capaces de alcanzar todo lo que nos propongamos, en especial el vivir con plenitud los valores irremplazables de la familia.

 

No es fácil vivir esta virtud pues hace parte de los sentimientos más sublimes del ser humano. La característica de persona noble sólo se dará en la medida en que nuestro proceder esté encaminado hacia la búsqueda de la generosidad hacia los demás, la piedad, la misericordia, la amabilidad y la tolerancia. Sólo se hace palpable en aquellos que anteponen el valor de la otra persona sobre sí mismos; en los que actúan con sensibilidad, indulgencia y condescendencia para con los demás. No se hace más ni menos ante los demás por el simple hecho de reconocer que también merecen respeto, buen trato, ternura y clemencia. Al contrario, quien noble se hace grande ante quienes lo rodean pues demuestra gran sentido de humanidad y lo bondadoso de su corazón.

 

La nobleza se hace necesaria en los lugares más cercanos; hay que recordar que la “caridad comienza en casa”, por tal motivo, la nobleza también. No debemos ser buenas personas sólo con los compañeros de trabajo o amistades, sino además, con los integrantes de la familia. Ellos deben ser los primeros beneficiados del gran amor que les profesamos, con palabras, obras, pensamientos y ayudas constantes. Somos caritativos, cariñosos, tiernos y amables fuera de casa… ¿y qué les espera a los que están dentro de ella? ¿Malas palabras? ¿Gestos molestos? ¿Ignorancia en las decisiones? En estos días quedé sorprendida con una pareja en un supermercado que estaba realizando compras, la esposa (supongo que era ella), aconsejó a su esposo sobre retirar del camino el carro de las compras y la respuesta fue un grito y una frase grotesca; la señora hizo silencio, bajó la mirada y siguieron sus pasos. Qué triste es observar estas situaciones tan repetitivas muchas veces, que por cotidianidad y demasiada confianza, pasan a ser irrespetuosas e inaceptables con todas las personas y en especial, con los integrantes de la familia.

 

“Ser noble es de nobles” pues para ser calificados como tal, es indispensable tener características de distinción, gentileza, delicadeza, garbo, estilo y finura. Tener también una buena educación enmarca una serie de elementos que nos hace destacar frente a las demás personas, con refinamiento y talante. Entonces la nobleza hace parte de este conjunto de situaciones que nos pone en la cima del hacer las cosas correctamente y de abrirnos el camino al cielo porque el que actúa con nobleza, sabe perdonar y pedir perdón, reconocer qué tanto ha avanzado en su camino de perfeccionamiento y acepta las correcciones fraternas siempre para bien suyo y el de los demás.

 

Lo contrario a la nobleza sería el actuar con mezquindad, individualismo, egoísmo e ingratitud, buscando sólo el bien personal, atropellando a los demás para sobresalir o lograr lo que se quiere. En el camino encontramos a muchas personas que actúan de esta manera y es vital que les enseñemos a través de nuestro ejemplo, para que se modifiquen estas actuaciones y se logre construir un mundo más justo y noble para todos.

 

Comencemos con vivir la nobleza en los hogares y en los colegios, para que a su vez se transmita a través de la práctica del día a día y de los pequeños detalles, la buena costumbre de hacer lo correcto y en el momento indicado,  edificando la práctica de virtudes indispensables para la sana convivencia.

 

***

VivianForeroBlogVivian Forero Besil

Licenciada en Educación Básica; especialista en Informática Educativa, en Gerencia de Instituciones Educativas y en Pedagogía e Investigación. Con amplia experiencia en docencia. Felizmente casada y madre de un hermoso bebé. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

Más artículos de este autor >

You have no rights to post comments