Luisa Fernanda Marin - Blogs LaFamilia.info
09.12.2013

 

 

 

En un mundo lleno de información y opciones, nosotros los padres tendemos a llenar el día de nuestros hijos con múltiples actividades, a tal punto que los niños están creciendo hoy con poco tiempo para ser ellos mismos, poco tiempo para descubrir, explorar sus pasiones y dar rienda suelta a su creatividad.

 

En Nueva Zelanda los niños van al colegio de 8:45 de la mañana hasta las 3 de al tarde, pero después de esa hora los niños tienen fútbol, natación, críquet, rugby, gimnasia, ballet o cuanta opción de clases extra curriculares existe. Siempre he pensado que practicar deportes o música en la niñez es importante, pero hay que evitar sobresaturar la rutina de los niños, pues de lo contrario ellos nunca aprenden a tener la libertad para "jugar", ingrediente esencial para el aprendizaje. Nosotros los adultos tendemos a estructurar la rutina de los niños igual a la nuestra, cuando se nos olvida que jugar "escondidijos", "el juego del lobo feroz", jugar con muñecas o con agua, son parte esencial de la infancia y son precisamente estos juegos las memorias más hermosas que cada uno de nosotros recuerda. Alguien me preguntó el otro día, cuál es el momento más feliz que yo recordaba de mi niñez y sin duda puedo responder las horas que disfruté jugando con mis hermanas en la casita de muñecas y estar en el mar de vacaciones con mi familia... Aquellos momentos donde pude ser yo misma y ¡no había límite de tiempo!

 

Con esto no quiero decir que los padres no deben meter a los hijos a hacer deportes o actividades extras, pero hay un cierto afán hoy mas que antes (¿será presión por formar seres competentes?), para que los hijos practiquen deportes incluso desde los 3 años, cuando primero es esencial que ellos comiencen a descubrir un poco quienes son y dejarlos descubrir el entorno. Un ejemplo de esto lo puede ver hoy claramente con mis hijos. Fuimos de caminata a un bosque cerca de la ciudad y cuando estábamos dentro del bosque mi hijo mayor (5 años) comenzó a excavar la tierra y sacar piedras, buscando todo tipo de insectos, de repente me grita: "¡mamá! mira encontré un nido de hormigas con sus huevos", sus ojitos estaban tan felices como su alma!. Ese es mi hijo un explorador innato, amante de la naturaleza y los animales. Al rato mi segunda hija (2 años) estaba sentada en un árbol caído y nos decía: "¡Papá!, ¡mamá! mira estoy en un caballo con alas, ¡mira como vuelo!", "¿hijita estás volando en un unicornio?" le pregunté y ella con gran orgullo me dice: "¡sí y muy alto!".

 

Un pequeño reflejo de cómo los niños pueden utilizar cualquier objeto y crear lo que ellos deseen gracias a la poderosa imaginación que suelen tener y que nosotros los adultos perdemos con los años. Todos los días aprendo cosas nuevas con mis hijos, una de ellas es no dejar que la rutina de nosotros los adultos corten las alas de la imaginación propia de los niños. No es tiempo perdido jugar con los hijos pues esto hace precisamente parte del desarrollo de sus habilidades, además es una buena oportunidad para reír y dejar salir nuestro niño interior.

 

Que estas vacaciones de fin de año sean una buena excusa para disfrutar y ¡jugar mas con los niños!

 

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luisablogLuisa Fernanda Marín

Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia. Ha trabajado en el portal Colegios virtuales y como Coordinadora del proyecto Código de Acceso del periódico El Tiempo y la Fundación Antonio Restrepo Barco. En el 2006 emigró a Nueva Zelanda donde terminó un diplomado y un posgrado en el área de Gestión Humana en la Universidad de Canterbury. Actualmente es madre de tres hijos y ciudadana Neozelandesa. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

 

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