Por Jorge Yarce/Blogs LaFamilia.info - 09.01.2021
Así como suena. Gaspar Astete, benemérito por muchas razones pero principalmente por ser autor del catecismo que por mucho tiempo nos sirvió a muchos para fijar de forma clara y sencilla las principales verdades de la fe cristiana, está vivo.
Después de ponerlo como cabeza de turco de todas las reivindicaciones de la inteligencia frente a la memoria, su obra vuelve a prestar servicios a esta generación de gente cansada de ensayar originalidades.
La noticia no le va a gustar a sus enemigos gratuitos ni a los diseñadores de los modernos métodos viviencialistas, pero ¡qué le vamos hacer! Ahí están los resultados, como, por ejemplo, que los jóvenes no saben el Padrenuestro, ni los pecados capitales ni los sacramentos.
Astete se está vendiendo como pan caliente. En días pasados un campesino le pregunto al párroco de un pueblo por el Astete, pues necesitaba con urgencia uno para su familia. El cura era de los que no sabía de la existencia del padre Astete y con toda honestidad se lo confesó al feligrés. Este le prometió una novillona si le conseguía un ejemplar! El buen sentido del sacerdote le llevó a contarle lo sucedido a su obispo y sirvió para que descubriera el valor de ese Catesismo y de paso ganarse la novillona.
No es tanto el hecho de que Astete se venda. Eso indica bastante. Hace pensar sí, que no era tan traumatizante aprender de memoria verdades sencillas y fundamentales, que no cambian. Nos fuimos de un extremo a otro: nada de memoria para dejar todo a la vivencia y a la espontaneidad intelectual. Y los extremos son peligrosos. Hay que reivindicar de manera categórica el papel de la memoria en la enseñanza de la fe.
No es tan fácil, pues, echar al cuarto de los trastos viejos, libros como el de Astete, casi con ira, como lo hicieron muchos, para tener que reconocer ahora que no es posible hablar si se desconoce el alfabeto.
Algo parecido ocurre en el campo de la ortografía, de la urbanidad, de la educación cívica. Pasaron de moda, se reemplazaron los textos consagrados por otros que lo primero que hacían era burlarse de aquellos, y se ha acabado por no enseñar esas materias. También ahí están los resultados a la vista: abundan los jóvenes y los adultos que no saben leer bien un libro, ni escribir una cuartilla o escriben más errores que aciertos, no saben hablar, no guardan una compostura civilizada, han perdido los valores cívicos, miran con desdén los emblemas patrióticos y a quien dice amar a la patria. Lo que en ese campo representaba el Manual de Urbanidad de Carreño lo representa en la catequesis del padre Astete.
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Jorge Yarce
Phd en filosofía de la Universidad de Navarra y de la Universidad del Laterano (Roma), profesor universitario, escritor y periodista, conferencista y consultor internacional especializado en comunicación, liderazgo, ética y valores. Durante 22 años director del Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL, del cual es cofundador y fue 22 años Presidente. Cofundador, de Promec Televisión y de la Revista ARCO. Fundador y director de la agencia nacional de noticias COLPRENSA, articulista en 10 diarios regionales colombianos, autor de 26 libros sobre persona, educación, familia, comunicación, televisión, liderazgo, ética y valores. Su últimos libros son los tres volúmenes titulados "Las olas y el mar" que recoge su "obra selecta".