Por Jorge Yarce/Blogs LaFamilia.info - 15.02.2021
Así lo digo yo parafraseando a un taxista, que decía: “Mientras que los políticos y la gente con responsabilidades en la sociedad no se den cuenta de eso, aquí las cosas no cambiarán”.
Y añadía: “La educación lo arregla todo”. Palabras sabias de un hombre común, que nos resistimos a creer mientras vivimos pendientes de la última telenovela, de la reelección del presidente o de si el futbolista X se va para el equipo Y o para el Z. Y por allá bien lejos, la educación, que es cosa de soñadores o tarea para el Ministerio de Educación, que se devana los sesos tratando de mejorar la calidad o estudiando si se reforma la Ley 30, o se sigue poniendo paños de agua tibia al enfermo.
Aquí la prioridad es educar para conseguir un título y hacer dinero lo antes posible. Mientras países como Brasil la convierten en la causa de todos (“Todos por la educación”), con los maestros en primer plano, aquí es causa de nadie porque no hay un compromiso colectivo con lo único que puede sacarnos del subdesarrollo. Primero la educación y después lo demás. Pero no, nos falta valentía para atrevernos a invertir las prioridades y abrir paso a lo que nos puede salvar y asegurar un futuro distinto.
La sociedad está, tantas veces, en manos de gente que va tras su objetivo que es la repartición inmediata: dinero y más dinero, poder y más poder. En realidad, necesitamos estrategias que reúnan energías en torno a la educación. Si, por ejemplo, los esfuerzos para que las empresas sean socialmente responsables no se dispersaran tanto en muchos frentes y se concentraran en la educación, lograríamos avanzar más.
La educación es inversión a largo plazo que, a pesar de ser lo más importante para un país, no da los réditos que da aprovecharse del poder. El despilfarro, la ineficacia y la corrupción se roban dineros que deberían ser para la educación. El Estado está ahogado por la burocracia inoperante que hace lentos todos los procesos; y algunos le quieren dar más atribuciones al Estado porque –dicen- así se evita que caiga en manos de los depredadores particulares; lo paradójico es que en el Estado están los depredadores de lo público que, como buitres carroñeros le caen a los grandes contratos y a las regalías mineras, de las cuales, una parte está destinada a para la educación, pero, a veces, acaba en los bolsillos de los corruptos.
La educación es como los fumadores pasivos, a quienes les toca la peor parte. Todos hablan de ella, pero nadie le da la mano ni la pone de primera en los presupuestos. Sabemos que sin ella no hay futuro, y se queda en promesas electorales que se olvidan pocos meses después de llegar al poder. Mientras tanto, contemplamos el repugnante espectáculo de la corrupción de los políticos o las dentelladas de las grandes multinacionales que sacan el dinero –literalmente a veces- de las entrañas de la tierra, lo esconden en el exterior, y allá lo dejan.
“La educación lo arregla todo”, si todos nos unimos en torno a ella para trabajar de modo que de verdad sea nuestra despensa intelectual, nuestro recurso intangible más preciado, lo que haga sostenible una sociedad mejor. Es la única capaz de restañar nuestras heridas; los acuerdos de paz no tendrían sentido sino se coloca la educación en primer plano. Desafortunadamente, para ella no hay la segunda oportunidad sobre la tierra, que pedía hace años García Márquez.
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Jorge Yarce
Phd en filosofía de la Universidad de Navarra y de la Universidad del Laterano (Roma), profesor universitario, escritor y periodista, conferencista y consultor internacional especializado en comunicación, liderazgo, ética y valores. Durante 22 años director del Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL, del cual es cofundador y fue 22 años Presidente. Cofundador, de Promec Televisión y de la Revista ARCO. Fundador y director de la agencia nacional de noticias COLPRENSA, articulista en 10 diarios regionales colombianos, autor de 26 libros sobre persona, educación, familia, comunicación, televisión, liderazgo, ética y valores. Su últimos libros son los tres volúmenes titulados "Las olas y el mar" que recoge su "obra selecta".