Juan Camilo Díaz Bohorquez
Comunicador Social y Periodista
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“Hay realidades que amo aunque no son perfectas; o mejor, que no son como yo quisiera. Por eso me comprometo, desde el amor, a cambiarlas”
Tuit del Padre Alberto Linero, 06 de abril de 2013
En diciembre de 2004 se celebró una reunión en Princeton, Nueva Jersey, patrocinada por el Social Trends Institute y por el Witherspoon Institute. Allí, 53 académicos e investigadores en historia, economía, psiquiatría, derecho, sociología, filosofía, ciencias políticas, periodismo, lenguaje y desarrollo, antropología, políticas públicas, ética social, teología, entre otras, de las más destacadas universidades y centros investigativos de Estados Unidos, se dieron a la tarea de compartir sus investigaciones sobre por qué el matrimonio es un tema de interés público.
Para los participantes, importantes estudiosos y conocedores de estos temas, el matrimonio "protege a hijos, hombres y mujeres y a su bienestar". Según conclusiones de la reunión, es muy importante que el matrimonio "goce de buena salud" porque representa "un bien común".
En el documento, titulado Matrimonio y bien común: Los diez principios de Princeton, los firmantes aseguran que el "valor del matrimonio es una elección que la mayor parte de las personas quiere llevar a buen fin, y que la sociedad debe aprobar y respaldar".
Desafortunadamente, en los últimos años "el concepto de matrimonio se ha debilitado y las consecuencias de su debilitamiento han sido muy negativas para el conjunto de la sociedad". Y son muchos los factores que influyen y preocupan como el divorcio, los hijos ilegítimos, entre otros.
Por eso, y como parte de la compilación de sus diferentes investigaciones serias y reales, ponen de manifiesto la importancia y valor del matrimonio. Esta manera de entender el matrimonio, de acuerdo con el documento, "es el fruto cultural de una amplia experiencia y reflexión humana, y se apoya en las pruebas de las ciencias sociales. Pero, continúa el documento, una cultura del matrimonio no puede florecer en una sociedad cuyas instituciones (universidades, tribunales, asambleas legislativas, religiones) no solo no consiguen defender el matrimonio sino que empeoran su situación tanto conceptualmente como en la práctica".
Una muestra de ello, dicen, es que durante los últimos cuarenta años, el matrimonio y la familia se han encontrado cada vez más bajo la presión del Estado, la economía y la sociedad moderna. Así, las leyes para el divorcio, los hijos ilegítimos, las producciones de cine y televisión y las tecnologías médicas han contribuido "a que el matrimonio esté perdiendo su rango prominente como institución social".
El documento reconoce que la respuesta de los defensores del matrimonio a esta crisis no ha influido mucho en la sociedad y esto también se debe a que la sociedad no recapacita sobre el valor del matrimonio mientras que los que buscan deliberadamente redefinir su concepto hacen más ruido, no necesariamente de la manera más argumentada y sólida.
Este debate, afirma el texto, "adquiere necesariamente un matiz emocional" y están de acuerdo en que algunas cuestiones están en juego "como la identidad sexual, la igualdad de género y la felicidad personal". Por otra parte, enfatizan que no se quiere trabajar bajo el supuesto "de que todas las personas tengan que estar casadas o que el matrimonio y la familia sean las únicas fuentes de bienestar", pero los principios expuestos en el documento "constituyen un resumen del valor de la vida matrimonial y familiar que se construye a partir del matrimonio".
La tarea de la sociedad en su conjunto es fundamental, especialmente los padres de familia, para que busquemos ser mejores personas en casa y fuera de ella; transmitir valores y moral a nuestros hijos con ejemplo, ternura y tiempo; ayudar a otras familias a solucionar los problemas propios de la vida porque nadie ha escrito ni ha dicho que la familia sea perfecta; motivar a otros a formar familia y juntos promover una sociedad más justa.
Vale la pena leer el documento en su totalidad, y otros, para comprender la importancia para la sociedad que tiene el matrimonio y así apoyarlo desde todos los frentes posibles.
*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.
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Es curioso. Siempre me ha llamado la atención aquellos empleados de cualquier organización que siempre llegan muy temprano y salen muy tarde. ¡Y además se llevan trabajo para la casa! Conocí a uno de ellos. Siempre llegaba antes de las 6 am (cuando el horario de entrada era a las 8 am) y salía pasadas las 8 pm (la hora de salida era a las 5:30 pm). Le pregunté irónicamente si tenía Pico y placa todos los días y me dijo que no, que tenía muchas cosas por hacer y no le alcanzaba el tiempo. Aclaro que el ejemplo era soltero pero existen casos de personas casadas, con hijos, que llevan el mismo ritmo laboral.
Otro caso. Una ex jefe de mi esposa, casada, sin hijos, trabajaba todo el día todos los días, incluidos los fines de semana y los festivos. Su esposo llevaba el mismo ritmo por lo que su vida en pareja se remitía a sentarse uno frente al otro y trabajar cada uno en sus actividades. A mi esposa la saturaba de correos después de la hora de salida, a las 8 pm, a las 10 pm, a las 4 am. La convocaba a reuniones por fuera de su horario laboral, entre otros. Mi esposa apagaba el celular, le explicaba que tenía vida más allá de la oficina, un esposo, una hija, que estaba esperando un segundo hijo. La jefe decidió no seguir trabajando con ella: necesitaba una trabajadora y no una mamá.
Otro más: ¿le pasa que usted o su pareja llega a casa cargado de carpetas, portafolios y documentos por una tarea asignada a última hora o porque no alcanzó por exceso de reuniones? Una última: ¿para llevar a su hijo al médico debe pedir permiso por escrito con al menos una semana de anticipación?
Estos casos me sirven como enlace para hablar de un tema que se está convirtiendo en uno de los grandes retos de la sociedad actual: cómo lograr que las empresas y sus directivos sean familiarmente responsables y desarrollen políticas que permitan compatibilizar la vida laboral, familiar y personal.
Ya existen iniciativas de gran alcance que buscan determinar en qué grado las empresas son contaminantes de la ecología humana, una disciplina, relacionada con la sociología, la antropología cultural, la psicología social, la demografía y la geografía humana dedicada al estudio de las conexiones de la población con el ecosistema, con el ambiente social, político, cultural, económico, etc.
En la actualidad, los cambios sociales y culturales están incidiendo y afectando fuertemente a la familia, espacio ideal e insustituible de desarrollo del capital humano y social tan necesario en la conformación y éxito de organizaciones fuertes y perdurables en el tiempo. A este panorama debemos adicionarle la alta movilidad laboral, la rotación, la "fuga" de empleados destacados, que llevan a que en ocasiones el trabajador atienda mucho mejor sus condiciones de trabajo como el tipo de actividad, remuneración, horarios, incentivos y estabilidad.
Es una realidad. Las empresas necesitan mano de obra que además de estar capacitada para hacer su trabajo bien, tenga como propios una serie de valores, principios, como la honestidad, el respeto, la lealtad, el compañerismo y demás que solamente la familia puede dar.
Ante esta transformación cultural, las empresas deben tener claro que antes del trabajador está una persona. Y todo comienza con el liderazgo y el ejemplo de los directivos de la organización para que sean agentes de cambio o por lo menos no sean una piedra en el camino. En principio deben tener en cuenta que es necesario integrar los valores de la familia a la misión y la visión de la compañía, para que no sea un propósito escrito en un papel para los clientes externos sino una realidad para quienes a diario trabajan y ponen lo mejor de sí. Y esos propósitos van desde dar ejemplo hasta desarrollar planes de formación e involucrar a la familia en las actividades de la empresa.
Para ello se deben desarrollar políticas de conciliación trabajo - familia y conformar un grupo de trabajo que no solamente las estudie, proponga, promueva y evalúe permanentemente sino que además las comunique a todos para que sea un proyecto institucional flexible y sostenible en el tiempo. Es darle una mano a las personas que tienen responsabilidades familiares comprendiendo que de una u otra manera la familia puede verse afectada por las actividades de la empresa.
Cuando logre implementar todo eso, tener una empresa que abre los espacios necesarios para aquellos que tienen familia, está generando una cultura organizacional que va más allá de "ser buen gente con sus empleados". Está logrando mejorar el bienestar de sus empleado gracias a la armonización de la relación trabajo - familia; está aumentando la confianza, la comunicación y el compromiso del trabajador con su empresa y su equipo directo de trabajo; la gestión del trabajo se mide por objetivos y no por ver al empleado todos los días sentado de 8 a 8; ayuda a disminuir el tiempo y los costos de desplazamiento y puede hacer uso efectivo y eficaz de las nuevas tecnologías y telecomunicaciones. No olvide que además optimiza el uso de espacios y hasta reduce gastos.
Finalmente, usted como propietario y/o directivo también se verá beneficiado. Tendrá más tiempo para su familia, para tomar café con su esposa, hacer tareas y jugar con sus hijos, visitar a la abuela; además, podrá trabajar desde su casa acompañado de una taza de chocolate que solamente allá saben preparar. Si usted es feliz en su hogar lo será en su empresa. Lo mismo ocurrirá con sus empleados.
Dejemos atrás esa filosofía que el empleado que llega primero y sale de último es el más comprometido. No lo es ni con la empresa ni con su familia...
Con información de "Ser empresa familiarmente responsable, una ventaja competitiva" de la Cátedra de la Empresa Familiar del IESE Business School de la Universidad de Navarra.
*Este artículo fue publicado en el Blog “P@dres de hoy” de ElTiempo.com y de propiedad del mismo autor. Se reproduce en LaFamilia.info con su autorización.
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Mucho se viene debatiendo la manera como las tecnologías han afectado nuestras vidas. Y la discusión no se centra únicamente en la forma y figura de los dispositivos, en si usan o no mandos a distancia o la cantidad de cosas que un celular puede hacer actualmente. No. La discusión ha tomado un camino que nos lleva a pensar si esas tecnologías, si las redes sociales están transformando la esencia del ser humano, su identidad.
Para comenzar debemos tener claro que nuestra identidad se va constituyendo por la identificación con ideas, costumbres, hábitos, lugares, creencias, grupos, etc., que en el curso de nuestras vidas se presentan para nuestra experiencia o conocimiento y que finalmente nos lleva a elegir, a decidir y a defender una causa que creemos justa, valiosa moral y socialmente y que nace y se consolida en un abierto y permanente diálogo consigo mismo, con los demás, con la realidad.
Ahora bien, esa identidad se ha puesto a prueba en los tiempos actuales. Con la llegada de las redes sociales a través de Facebook y Twitter, las personas comenzaron a crear perfiles, una identidad mediante la cual el resto de las personas se sienten identificadas ya sea como amigos o como seguidores.
Esos perfiles incluyen fotos, datos personales, gustos, preferencias y hasta creencias. Todo depende de la cantidad de información que usted quiera compartir.
Además, los comentarios que usted comparte responden a esa identidad y puede ser muy variada. En redes sociales usted puede encontrar todo tipo de personas que escriben sobre todo tipo de temas: desde música, hasta política, deportes, sexo, violencia, cine, arte, medio ambiente y bobadas, porque abundan muchas bobadas.
Cada uno es libre de publicar lo que quiera y de encargarse de develar su intimidad y privacidad, pero lo que no se está entendiendo es que mis amigos o seguidores van creándose una idea de quién soy yo de acuerdo con lo que publico. Esto ha llevado a que, según estudios realizados en el Reino Unido, poco a poco se tienda a la despersonalización del individuo, a que cada vez seamos menos nosotros en la red y cada vez seamos más parecidos a lo que el mundo quiere con tal de obtener un like.
Lo anterior ha degenerado en que muchas personas, especialmente los adolescentes, con tal de agradar y ser aceptados, desarrollen una identidad online que no necesariamente corresponde a la identidad offline, a la de la vida real.
Lo más triste de eso es que, además de ser personas sin una identidad definida, sus padres no tienen ni idea lo que sus hijos son. Muchos le piden acceso a la cuenta de su hijo, o se convierten en sus amigos o seguidores para monitorear lo que ellos hacen. No sospechan que les dieron un perfil falso, el bueno, mientras que el de los amigos muestra a otra persona.
Debemos tener en cuenta que ahora nos encontramos en una era offline y una online. Debemos formarnos para conocer sus alcances, para ganarnos la confianza de nuestros hijos. Debemos trabajar por preservar la verdadera identidad humana.
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En ocasiones es necesario decir las cosas como son, sin tanto adorno y maquillaje. Muchos padres de familia no entendemos el rol que tenemos. Llegamos a pensar que tener hijos es educarlos con regaños, castigos, negación de permisos y amenazas con el dedo arriba, diciéndoles “que la próxima vez ya verán…”
Pero no es así. Ser papá o mamá lleva una responsabilidad enorme, de unas proporciones inimaginables, consecuentes con el inmenso voto de confianza del Altísimo al poner bajo nuestro cuidado a seres hermosos y únicos.
Y una de las mayores responsabilidades es educar con el ejemplo. Y es eso precisamente lo que falla en nuestra tarea de ser padres de familia. Por eso, a manera de reflexión y autodiagnóstico, respetuosamente planteo una serie de preguntas sobre temas del diario vivir que posiblemente nos lleven a replantearnos lo que hacemos y cómo queremos que nos vean nuestros hijos y lo que esperamos de ellos:
1. ¿Cuándo conduzco soy paciente y respetuoso de las normas? ¿O es normal ser agresivo, no respetar las normas, cerrar al otro, impedir el paso o estacionarme en donde es prohibido?
2. ¿En un semáforo, cuando alguien se me acerca a pedirme una ayuda o a limpiar el vidrio del auto, por lo menos miro a esa persona a los ojos respetuoso de la dignidad de la persona humana sin importar su condición social y económica?
3. ¿Cuándo estoy en un restaurantedeposito la basura en su lugar? ¿Levanto la bandeja y recojo la basura? ¿Soy respetuoso (por favor, gracias…) con quienes me atienden?
4. ¿Si tengo alguna queja por la comida o la atención la hago de manera respetuosa o lo hago a los gritos y groseramente bajo el precepto de que “el cliente siempre tiene la razón?
5. ¿Si estoy en misa llego a tiempo, guardo silencio y apago el móvil? ¿O llego apurado, atiendo llamadas, contesto mensajes y antes de terminar ya estoy en la puerta del parqueadero saliendo raudo y veloz?
6. ¿En cine o teatro respeto la fila, me ubico en la silla que me corresponde y no subo los pies incomodando a otras personas?
7. ¿Suelo escupir en la calle?
8. ¿Recojo los desechos de mi mascota o las dejo “porque para eso pago impuestos"?
9. ¿En el transporte público soy respetuoso de los paraderos? ¿Si veo a un adulto mayor, a una mujer embarazada o a un niño le cedo el puesto o “repentinamente caigo en un sueño profundo”?
10. ¿En casa de la abuela, cuando nos invita a almorzar, ayudo a levantar la vajilla sucia y le colaboro lavándola o simplemente observo como ella hace todo a pesar de su edad?
11. ¿Hago trampitas con el cambio al pagar algo? ¿Si el tendero se equivocó le alerto para que no pierda dinero o simplemente pienso “quién lo manda a no fijarse”?
12. __________________________________________________________
Dejo la número 12 vacía para que usted la llene con su propia reflexión. Qué bueno que entendamos que somos vitales en el proceso de formación de las nuevas generaciones, del futuro.
Finalmente, no deje de ver el video sobre la educación en valores. ¿A veces somos así?
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Después de unas merecidas vacaciones, en las cuales se pudo aprovechar el tiempo en familia, jugar con los hijos, tomar el sol y subir algunos kilos (más de lo esperado según mi médico), también se sacó algún momento para ver algunas series, en mi caso la mayoría de ellas infantiles, que además de divertirme me pusieron a pensar muchas cosas, buena parte de ellas ya me referí en otra publicación, pero que bien merece la pena compartir con los lectores de LaFamilia.info.
A mis hijas les gusta ver “Hanna Montana”, “Camp Rock”, “High School Musical”, “Herbie”, todas ellas del sello Disney, el emporio mundial del entretenimiento, la felicidad y la alegría. En todos esos programas la protagonista principal es una angelical niña, de hermoso cabello, mirada tierna, quien vive una serie de aventuras, llenas de acción, risa y romance.
Esas niñas, catalogadas como “las princesas de Disney”, se convierten rápidamente en íconos, en punto de referencia para millones de niñas alrededor del mundo ya que son portada de revistas, están en camisetas, videojuegos, cantan, bailan, hacen espectáculos en vivo, en fin. Son centro de todas las miradas, envidiadas por muchas, especialmente porque ser parte del mundo Disney es una plataforma a la fama garantizada.
Sin embargo, no todo es color rosa. Muchas de ellas, ya adolescentes hoy día, viven serios problemas que mencionaremos muy por encima:
BritneySpears, la princesa del pop, era la estrella de los musicales de Disney y ahora carga encima un divorcio, con adicciones, peleas familiares y demás.
Cristina Aguilera, del exitoso programa "Mickey Mouse Club". La otrora angelical niña rubia comenzó a presentar problemas alimenticios, romances turbios y hasta separaciones muy desagradables.
Demi Lovato del programa "Camp Rock" presenta desórdenes alimenticios, auto mutilación, acusaciones de abuso de drogas y problemas emocionales y físicos.
Lindsay Lohan, la inocente niña pelirroja de la película "ParentTrap" y de “Herbie”, noticia por sus múltiples escándalos, borracheras, abuso de drogas, acusaciones de robo y hasta la cárcel.
MileyCyrus, la famosa "Hannah Montana", cuyos padres se divorciaron y pelean por quedarse con la fortuna de su hija, es famosa por sus “picantes” fotos en Internet. Además, su mamá sale con el vocalista de una banda de rock reconocido por su afición a las prostitutas y el exceso de drogas y alcohol.
Vanessa Hudgens, la inocente Gabriela de "High School Musical', que la pasó muy mal cuando varias fotos suyas desnuda circularon por Internet. Esas fotos eran para su novio... (Sobre el sexting recomiendo leer este artículo).
Algunos dirán que la fama, el dinero y el acoso permanente de los medios de comunicación pueden llevar a que cualquier persona se salga del camino. Y es verdad, siempre y cuando no se cuente con la orientación adecuada, con unas fuertes estructuras familiares, basadas en la moral, el amor, la auto trascendencia, el respeto y la vida. Cuando todo eso falta, las angelicales niñas se convierten en unas jovencitas que a diario luchan contra sus propios demonios.
Para mí, como para cualquier padre de familia, mis hijas son unas princesas. Por ese motivo los invito a que trabajemos, con el acompañamiento del colegio y/o universidad para que sean las princesas de la casa y nunca una imitación de las princesas de la televisión.
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Muy pocos se enteraron o muy pocos le prestaron atención. Absortos por la caída libre de un hombre desde los límites del planeta, atentos de la cantidad de registros que este intrépido austriaco rompería y orando porque llegara sano y salvo a tierra, el mundo dejó pasar un hecho que realmente si era importante: la muerte de Amanda Todd.
¿Quién era Amanda Todd? Nacida en 1996 en Canadá, Amanda era una niña como cualquier otra. Le gustaba jugar, pasarla bien y como toda persona de su edad, tener amigos y divertirse. Como suele suceder en muchos hogares, Amanda tenía acceso ilimitado e incontrolado a Internet y lo afirmo de esta manera porque no se puede explicar de otra manera que una niña a los 11 años de edad tenga Facebook y pase buena parte de su tiempo navegando por la red.
Un buen día, cuando estaba en séptimo grado, como ella misma lo relata en su video publicado en You Tube, alguien la contactó a través de la web. Inicialmente comenzaron a conversar sobre cosas de niños y con mucha paciencia su interlocutor se fue ganando la confianza de Amanda resaltando lo hermosa que era. Es que eso precisamente caracteriza a los pederastras: su enorme paciencia para "hacer amigos". Pues bien, pasó el tiempo y un buen día su "amigo" le dijo que le mostrara sus senos. Amanda cayó en la trampa y se los mostró en la webcam. Al poco tiempo, su "amigo" le informó que debía hacerle un "show" o si no le enviaría su foto en topless a todos sus amigos...
Inicialmente Amanda se negó y no volvió a tener noticias de aquel individuo. Sin embargo, lo que ella consideraba era un asunto cerrado era apenas el inicio de una pesadilla. Al poco tiempo, en plena época de navidad, la policía le informó que su foto estaba circulando por Internet.
Esto por supuesto comenzó a dañar a Amanda. Vino la depresión, la ansiedad y el uso de drogas y alcohol (recuerden que para ese momento era una niña no mayor de 15 años). Para empeorar la situación, el abusador creo un perfil en Facebook (¿dónde están los controles que supuestamente esta social media tiene?) en donde su foto del muro, la foto principal, era la imagen de Amanda.
Vinieron varios cambios de ciudad, de colegio, de barrio, en fin, una serie de acciones para tratar de escapar. Pero ¿cómo lograr escapar de algo que está por todo el mundo? ¿Cómo recuperar una foto de Internet? Fue golpeada brutalmente en uno de los colegios a donde llegó y por ese motivo intentó suicidarse varias veces cortándose o tomando blanqueador. Los mensajes insultándola y deseándole la muerte eran frecuentes, mensajes de niños de su edad, de personas que jamás se imaginaron que precisamente eso era lo que iba a suceder...
Finalmente Amanda se suicidó el pasado 10 de octubre, pero antes dejó un video grabado y montado en You Tube titulado "Mi historia: La lucha, la intimidación, el suicidio y las autolesiones" ("My Story: Struggling, bullying, suicide and self harm" en inglés) en el cual, utilizando fichas redactadas a mano, Amanda cuenta su historia de bullying ycyberbullying.
Lastimosamente el caso de Amanda Todd no es el único. Es usual encontrar noticias de niños y adolescentes que toman un arma y cobran venganza contra aquellos que los acosan y humillan; En Colombia sucede también, pero los goles de Falcao nos enceguecen: en un estudio realizado por la Universidad de Los Andes, en donde se estudió la respuesta de cerca de 55 mil estudiantes en 589 municipios del país, alumnos de los grados quinto y noveno, se encontró que el 29% de los estudiantes de 5º y el 15% de 9º manifestaban "haber sufrido algún tipo de agresión física o verbal por parte de algún compañero" (Ver nota del periódico Vanguardia Liberal). Incluso, hay registros de casos de bullying que han llevado a la muerte como la de John Alexander Larranondo, quien falleció a causa de una golpiza que le propinaron unos compañeros con antecedentes de violencia contra otros alumnos (Ver nota Infobae América).
Estos son apenas unos casos; existen muchos más. Por eso han surgido iniciativas para tratar de prevenir el acoso en todas sus manifestaciones. La iniciativa En TIC Confío del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones es una de ellas. Su sitio web, www.enticconfio.com, es un completo portal de información, asesoría, ayuda y casos que permite a grandes y chicos enterarse de esta problemática y aprender sobre el uso responsable de las Tic´s. La corporación sin ánimo de lucro Red PaPaz es una iniciativa que surgió en el 2003 de un grupo de padres de familia y educadores preocupados por el desarrollo de la infancia colombiana. Ellos han diseñado una serie de estrategias como www.teprotejo.org en donde se puede denunciar la pornografía infantil, la intimidación escolar, el consumo de alcohol por parte de menores de 18 años y los contenidos inapropiados en radio y TV. Igualmente se destaca el portal www.lafamilia.info, quienes tratan estos y muchos otros grandes temas de ayuda a los padres de familia.
Así como ellos hay muchos que trabajan el tema del bullying. Sin embargo, la tarea queda corta si en casa no hablamos con nuestros hijos, no los conocemos, si no pasamos tiempo con ellos, jugamos y les enseñamos a prevenir todos aquellos actos que puedan llegar a atentar contra su integridad moral y física.
No espere a que sea tarde para responder a la pregunta planteada como título de este escrito: ¿hay una Amanda Todd en su casa?
*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.
Esposo y padre de familia. Comunicador Social y Periodista. Magister en Educación con Énfasis en Desarrollo Humano y Valores. Diplomado en Familia. Profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. Investigador, consultor y gestor de proyectos en Comunicación, Familia e infancia.
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Juan Camilo Díaz Bohorquez
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En otro espacio en donde tengo la oportunidad de plasmar mis ideas, abarqué hace un par de semanas la constante de nuestra televisión colombiana, especialmente RCN TV y Caracol Televisión, de producir y emitir contenidos nefastos para la estructura de la familia, la identidad de los niños y adolescentes y el valor de ser mujer y el ser mamá.
Cité dos ejemplo, tan solo dos ejemplos que a mi modo de ver son el reflejo de una programación televisiva que intenta ganar rating como pueda, con contenidos en donde se presenta una modelo anti familia, vulgar, sin el más mínimo respeto por la dignidad de las persona humana.
Esos dos ejemplos fueron “¿Dónde está Elisa?” y una comedia recientemente estrenada: “Amo de casa”. En el caso de “Elisa” es claro que la historia, que pareciera inicialmente de suspenso y drama, tiene como objetivo atacar la estructura familiar con esterotipos, pasiones, sexo y demás. Si usted no la vio, aquí le digo de qué se trata la historia: una familia con dinero y poder, producto de sus empresas de construcción, cae en desgracia: su hija menor de edad (Elisa) desaparece y todos los esfuerzos se concentran en encontrarla. Los papás no saben dónde está su hija quien se escapó con su tío mucho mayor que ella para extorsionar a su papá; el papá le es infiel a su esposa con la secretaria; la esposa le es infiel a su esposo con el detective que trabaja en el caso; entre los hermanos dueños de las empresas de construcción hay disputas de poder; un tío de Elisa es homosexual y su pareja es el mejor amigo de su esposa; el hijo del tío homosexual al descubrir esto se convierte en skinhead y manda a sus amigotes a matar a su papá...En fin, como ven el tema es muy complejo porque incluso Elisa muere. Los últimos 15 segundos de la historia es un brindis por la unidad familiar.
En “Amo de casa” la situación no cambia: machismo, esquema papá/proveedor – mamá/crianza niños; felicidad del matrimonio predeterminado por el éxito económico; crisis matrimonial porque no hay plata para la cuota del carro; la mujer solo se preocupa por tener un cuerpo esbelto y unas uñas bien arregladas que solamente puede tener éxito empresarial si se acuesta con el jefe; hijos adolescentes problemáticos, sin valores y con un manejo de la sexualidad bastante complejo; una tercera hija a quien bautizaron “Sorpresa”; vecinas infieles, traicionadas, solas, cargando un bebé siempre, en fin…
Lo lamentable es que solo son dos ejemplos de toda una programación plagada de errores y basura. Así sucede con “Mujeres al límite”, “Tu voz estéreo”, “Umaña”, “Pablo”, “El ídolo”, en fin. Y los pocos intentos por hacer televisión de calidad en los canales públicos y regionales no cuentan con los enormes presupuestos y marketing de los canales privados.
Muchos van a apoyar lo que aquí escribo. Pero quiero dejarles una reflexión: si están de acuerdo conmigo, si creen que lo que vemos en los canales privados colombianos atenta contra la familia, la moral y los valores, ¿por qué Caracol TV y RCN TV son los canales más vistos muy por encima de Natgeo, Discovery, History o Animal Planet, entre otros?
Debemos trabajar para mejorar nuestro criterio televisivo; debemos formarnos para aprender a consumir contenidos televisivos de calidad, enriquecedores y llenos de historias que recreen lo mejor de la vida y no representaciones chabacanas llenas de mentiras que lo único que buscan es acabar a la familia.
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Hace un par de días estuve en un concurrido lugar al norte de Bogotá con mi familia. Aprovechando el verano de diciembre, nos fuimos a correr, saltar, jugar y aprovechar uno de los pocos espacios verdes que tiene la ciudad, tan llena de cemento, basuras sin recoger y huecos.
Allí hay una pista de karts. Mi hija mayor, amante de la aventura, me pidió el favor que le permitiera correr con la responsabilidad de manejar con precaución y ser respetuosa de sus “rivales” de pista.
Accedí. ¿Cómo decirle no a la niña de mis ojos? Pues bien, pagué la boleta, hicimos la fila y esperamos a que le colocaran el casco y le asignaran su kart. Como todo un papá, desde la baranda le indicaba que el pedal verde era para acelerar y el rojo para frenar; que la bandera amarilla era porque había algún problema en la pista y debía reducir la velocidad; la azul para dejar pasar a alguien y la de cuadros indicando que quedaba una sola vuelta. Ahora caigo en cuenta que de algo sirvió desvelarme viendo a Montoya en la Fórmula 1…
Y salió mi hija rauda y veloz por esa pista. Al principio no la perdí de vista entre rectas y curvas y cada vez que pasaba por donde yo estaba ubicado le gritaba que iba bien, que tranquila, que acá estaba papá. Pero en un momento me perdí, me desconecté de mi hija. La razón: un niño no mayor a 9 años que estaba en la pista, corriendo a alta velocidad, rebasando a otros participantes, cerrándolos, siendo imprudente. Me dije ojalá y no pase nada con él a la vez que me preguntaba porque ese afán de ser el primero. ¿Alcanzar la gloria? ¿Ganar una medalla? ¿Ganar un estímulo económico? Ninguna de las anteriores estaba en juego, entonces ¿por qué tanta insistencia en alcanzar el primer lugar?
La respuesta estaba al lado mío. El papá de ese niño no hacia más que gritarle que más rápido, “sin miedo Daniel*, sin miedo”, “hágale que usted puede ganar”. Me quedé mirando asombrado. Incluso Daniel* hizo que otro participante se fuera contra las llantas de protección y el papá apenas dijo riendo “ese Daniel si es la embarrada, ¡acelere, acelere mijo, uno menos!”…
Terminó la carrera y Daniel* llegó primero. Apenas se bajó levantó los brazos en señal de victoria, botó el casco (había que entregarlo, no botarlo) y corrió hacía su papá quien le dijo “así se hace, ganamos”.
Mi hija llegó en los últimos puestos y el niño de las llantas seguía allá, intentando ser sacado.
Me quedé pensando acerca del ejemplo que como padres les damos a nuestros hijos. Pareciera que los educamos para ser los “vencedores”, “los primeros” en todo: en karts, en el colegio, en la vida, y de repente nos olvidamos que hay otras cosas que realmente hacen a un triunfador: el amor, el respeto, los valores, la ética, etc.
El ejemplo es fundamental. Tal vez le pedimos mucho a nuestros hijos, basados en nuestras propias derrotas y frustraciones. Que no digan mentiras pero somos los más mentirosos; les decimos que no pueden ver TV y nunca nos levantamos del sofá y menos cuando juega Falcao; les exigimos respeto por los demás pero en la vía soy violento, no cedo el paso, cierro a los demás.
Daniel* llegó primero en karts. Muy bien. Pero me inquieta conocer qué tiene en su corazón, qué presión lleva cuando a su lado está un papá que lo obliga a ganar como pueda así sea pisoteando a los demás. Un papá que seguramente llevó a su familia de regreso a casa por la Autopista a toda velocidad, cerrando a todo el mundo, porque siempre hay que ser un “ganador”.
Nota 1: * Nombre cambiado para no herir susceptibilidades.
Nota 2: Este servidor sale a unas merecidas vacaciones con su familia. A todo el equipo de Lafamilia.info muchas gracias por este espacio. A los lectores, mis mejores deseos en estas fiestas. Que el 2013 los llene de bendiciones y mucho amor familiar. Nos vemos en enero del otro año.
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El pasado domingo 30 de septiembre el periódico El Tiempo, en su sección “Debes leer”, publicó un artículo titulado “El amor en la era del Skype” en donde abordaban el tema de las relaciones sentimentales que logran perdurar a pesar de la distancia física y gracias al uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
El tema llamó poderosamente mi atención ya que es relacionado con mis temas de estudio. Así que me puse a leerlo detenidamente. Inicialmente hablan de las ventajas que las plataformas de comunicación en la red ofrecen para mantenerse en contacto con los seres queridos. Y sí. Es cierto, son muy útiles para comunicarse con los seres queridos. En mi caso, cuando estoy fuera de casa, en algún viaje académico, son muy útiles para establecer contacto con mi familia. Sin embargo, siempre queda un vacío…
A manera de ejemplo, el artículo trae el caso de una pareja colombo argentina que ha podido mantener su relación sentimental gracias al Blackberry, el IPad, el celular, la Internet, el Skype y demás. Hablan de la manera como, gracias a esos recursos, pueden pasar “tiempo juntos” e incluso cenar y hasta “compartir” momentos especiales como el cumpleaños de una de las suegras en donde uno de ellos estuvo presente, cantando el feliz cumpleaños, mediante una tableta.
No quiero meterme en la relación, pero si sería bueno que la pareja supiera que esa relación basada en el código binario de las computadoras está incompleta. La tecnología es un medio no un fin, y por eso se debe comprender que a pesar de las “ventajas” que puede llegar a darles, es simplemente eso: una herramienta más que no hace a la relación como tal.
La vida humana, el individuo, es un ser que se construye basado en su experiencia y conocimiento, buena parte de ello producto de la relación e interrelación con el otro, con todos aquellos que le rodean. Inicialmente es la familia, sigue la escuela, los amigos, los colegas, en fin, una interminable lista de individuos con quienes establece contacto en mayor o menor medida.
¿Qué tal que en vez de entregarme a mis padres cuando nací me enviaran a otro lado y me dieran un IPad para comunicarme con ellos y así intentar generar esa valiosa estructura llamada familia? Sería imposible simplemente porque existe un aquí y ahora que se llama realidad. La otra es virtual, es decir, su existencia está predeterminada por una compleja codificación de ceros y unos.
Ahora, hablar de relaciones sentimentales vía web sí que es difícil. En el mundo virtual el inicio o fin de una relación está mediada por la apertura o cierre de la tapa del computador o por el botón de encendido de la tableta. En resumen, así como es de fácil entrar en una relación es fácil salir de ella.
Finalmente, como padres de familia debemos orientar a nuestros hijos para que comprendan que la tecnología facilita pero no lo hace todo. Si no prestamos atención a esto, no nos llevemos las manos a la cabeza cuando alguno de nuestros hijos nos quiera presentar a su novio o novia y nos demos cuenta que antes debemos conectarnos a la red…
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