Por Silvia Johana Artunduaga para LaFamilia.info - 06.10.2017

Foto: Freepik 

A lo largo de mi trayectoria como Psicóloga y Terapeuta Familiar, me he encontrado en varias ocasiones con el dilema de los padres frente al cambio de colegio de sus hijos. En esta oportunidad quiero participarles algunas reflexiones que han ayudado a resolver el interrogante y tomar la decisión correcta. 

Por LaFamilia.info - 28.09.2015

20152809 fycFoto: Pixabay 

Los antiguos grupos o “corrillos” de padres de una clase escolar, ahora son vía WhatsApp.

 ABC.es  

Cuando se produce acoso escolar algunos padres identifican las señales de que su hijo está siendo víctima de la burla de otros niños.

ReL - 19.05.2017

El Foro de la Familia ha publicado una reflexión sobre el acoso en la escuela y en otras instituciones, proponiendo 5 habilidades que pueden ayudar a reducir y prevenir estos comportamientos dañinos.

Alianza LaFamilia.info / Instituto de la Familia - 07.09.2015

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¿Se ha preguntado alguna vez si sus hijos tienen tan claro como usted cuáles son esas razones que deben motivarlos a estudiar? Los motivos son importantísimos porque constituyen una gran ayuda para el estudiante.

Por LaFamilia.info 

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¿Hasta dónde deben ayudar los padres en las labores escolares de sus hijos? ¿Deben limitarse a supervisar? ¿O deben dejar que los hijos se valgan por sí solos? Depende de varios factores.

Por Oscar Andrés Chavarro / LaFamilia.info - 05.08.2016

 

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“Daddy didn’t give attention. Oh, to the fact that mommy didn’t care King Jeremy The Wicked Ruled his world” Pearl Jam

 

En 1992 la agrupación Pearl Jam lanza su canción ‘Jeremy’, la cual reseña un tema que aunque parece nuevo, en realidad es muy antiguo. Esta canción es el homenaje de Eddie Vedder (vocalista de la agrupación) a Jeremy Wade Delle, un joven de 16 años que en 1991 decide quitarse la vida frente a sus compañeros de clase, pues era víctima de maltrato escolar, lo que ahora se reconoce como Bullying. “Aun cuando muchos están familiarizados con el tema, no ha sido hasta muy recientemente —a principio de los años 70 —que este fenómeno ha sido objeto de un estudio más sistemático” (Olweus, 1973).

 

El Bullying tiene víctimas a cada instante y en todo el mundo, muchas veces ante los ojos indiferentes de otros chicos, e incluso de adultos que no reaccionan. Frente a este alarmante fenómeno surge una pregunta: ¿qué responsabilidad tienen las familias?


Pues bien, contrario a lo que muchos podrían pensar, no es responsabilidad exclusiva de la escuela prevenir los casos de acoso escolar; porque, como es sabido, los primeros formadores de los chicos son los padres. En efecto, la familia es el primer espacio social donde se crean las condiciones para que las niñas, niños y adolescentes desarrollen capacidades que les permitan convivir en armonía bajo la ética y el respeto; y “es allí donde la ciudadanía se pone en práctica todos los días y se desarrollan las competencias necesarias para la transformación social” (Campos, 2013, p.5).

 

Y es que la convivencia, el respeto, el trato a los demás y en general casi todos los comportamientos de los chicos, son fruto de un modelamiento directo o indirecto de los miembros de su familia. Por tal motivo, es común, por ejemplo, que encontremos niños con una alta tendencia a la agresividad y que, al momento de conocer a sus padres, alguno de ellos o ambos tiendan también a ser agresivos. Sin duda alguna, la familia influye notoriamente en el aprendizaje de las formas de relacionarse de sus miembros. La manera como son educados los hijos, el trato que reciben, la dinámica familiar, la formación en valores, el establecimiento de normas; son factores protectores o de riesgo para que los chicos puedan convertirse en agresores o víctimas de Bullying. En las siguientes líneas me centraré en la figura del agresor.


Dan Olweus, uno de los más acérrimos estudiosos del Bullying, considera tres factores familiares como decisivos a la hora de desarrollar un modelo de reacción agresiva. En primera instancia, cuando hay una actitud negativa y el niño carece de afecto y dedicación, será un factor de riesgo para que a futuro se convierta en una persona agresiva. Por otra parte, el hecho de que los padres sean permisivos ante la agresividad de sus hijos, podría distorsionar la visión de los límites normativos y de respeto que el sujeto debe aprender; factor que también favorecería un modelo de reacción agresiva. Por último, si los métodos de afirmación de la autoridad de los padres se basan en castigos físicos y/o maltrato emocional, esto será generador de agresividad. Se debe resaltar que las primeras conductas agresivas y que deben ser corregidas por los padres, aparecen entre los 2 y los 3 años de edad; las cuales se manifiestan con gritos, mordiscos, patadas y otro tipo de rabietas ante situaciones que son frustrantes para el niño; es aquí donde empieza la tarea de formar ciudadanos de bien y con un alto sentido del respeto por los demás. De esta manera se evidencia cómo el afecto, las normas claramente establecidas —y que se hacen cumplir— y la educación firme pero sin violencia; serán factores que privilegiarán una formación con menor riesgo de agresividad en los chicos hacia sus padres.

 

Si todos siguiéramos el gesto de Eddie Vedder y dejáramos a un lado nuestra indiferencia; y enseñáramos a nuestros hijos desde chicos a controlar sus frustraciones y los formáramos en el valor de la solidaridad; quizás así lograríamos que cada vez más chicos y adultos alzaran su voz de protesta, y sobre todo actuaran en contra del Bullying. No es suficiente quejarse o denunciarlo, es necesario actuar, pero sobre todo, es necesario solidarizarse con esa persona que está siendo maltratada. Eduque a su hijo en contra del maltrato, es sencillo, se logra con amor y respeto.


Pero no todo suele ser tan sencillo, existe otra cara igual de real, pues si bien los padres son los primeros formadores, se deben plantear una serie de preguntas teniendo en cuenta que este fenómeno ya no solo se da entre estudiantes; se ha traslado a otros escenarios, como los barrios, las empresas, y hasta las mismas familias, entonces: ¿qué pasa cuando los padres no asumen el rol de formadores que logra mitigar los factores de riesgo? ¿Cómo deberá intervenir un profesional allí? ¿Qué deben hacer las instituciones educativas y el estado? ¿En qué otros espacios deberían darse importancia a este problema? ¿Cómo lograr formar a la sociedad para que sepan detectar a tiempo la figura de víctima y victimario? Son muchas las preguntas que quedan para resolver, y está claro que es indispensable proponer políticas y estrategias de intervención por parte de los diferentes espacios de convivencia. ¡La tarea es para todos pero se empieza desde casa!

 

Por Óscar Andrés Chavarro Zuluaga -Psicólogo, especialista en Pedagogía e Investigación y Maestrante en Asesoría Familiar- para LaFamilia.info.

 

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REFERENCIAS

 

Campos, M. (2013). Guía 49. Guías pedagógicas para la convivencia escolar. Ministerio de educación nacional. Bogotá, Colombia.

Olweus, D. (s.f). Acoso Escolar, “Bullying”, en las escuelas: hechos e intervenciones, Centro de investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen, Noruega. 

Trastornos del comportamiento (s.f).

LaFamilia.info
11.08.2014

 

Algunos niños viven este momento sin inconvenientes, se adaptan con facilidad a los cambios y disfrutan de su nuevo colegio. Otros en cambio, les cuesta este proceso y aunque ya cuenten con la experiencia del jardín infantil, la entrada al “colegio de grandes” les causa temor, angustia y ansiedad. En este caso la actitud de los padres es fundamental. Aquí les aconsejamos cómo actuar frente a esta situación.

 

Qué hacer

 

Adaptarse a los cambios, los lugares y las personas, son situaciones que se les presentará a los hijos continuamente en su futuro, por eso es importante enseñarles desde las primeras edades cómo afrontar estos escenarios. Estas son algunas sugerencias de lo que debe hacer.

 

Prepararlo. Aproveche las diferentes ocasiones que van surgiendo para explicarle las bondades del colegio, puede apoyarse en cuentos infantiles que tanto atraen a los pequeños.

 

Visitar la escuela antes del "gran día". Algunos colegios hacen actividades para los primerizos antes de comenzar el año escolar, con el fin de que los niños se conozcan y se familiaricen con el espacio. Si no existe esta posibilidad, entonces hágalo usted. Visiten juntos el colegio, muéstrele las instalaciones, conozcan los profesores y explíquele que podrá jugar y aprender con muchos amigos.

 

Ajustar los horarios a la nueva vida escolar. La jornada será más larga que la del jardín y por lo tanto habrá que hacer algunos ajustes en los horarios. Ir a la cama más temprano y levantarlo antes de lo habitual, puede ser una ayuda para aminorar el cambio. También los horarios de comidas deberán ser replanteados.

 

Acudir a las motivaciones. Se recomienda hacer partícipe al niño de la compra de los útiles escolares, la lonchera, la mochila, el uniforme. Déjelo que él elija y verá lo motivado que se sentirá.

 

Tomar de ejemplo a los hermanos. Cuando hay hermanos mayores este proceso puede ser más fácil, pues el niño ya está familiarizado con el tema y es muy posible que le anime el hecho de ser grande como su hermano.

 

Contarle su experiencia. Los padres son para los niños su principal referente, así que compártale su vivencia, cuéntele lo bueno que la pasaba y los amigos que aún conserva desde su época de estudio.

 

Qué NO hacer

 

Atemorizarlo con frases necias. No se le ocurra decirle al pequeño; “en el colegio no te seguirán los caprichos”, “cuando será que entras a la escuela para ver si te portas bien”. Por el contrario, estimúlelo con otros mensajes como “¡qué divertido será el colegio con tantos amigos!”, “¡qué suerte que ya seas mayor para ir al colegio!".

 

Dramatizar la despedida. Muchas veces los niños están emocionados por su ingreso a la escuela, pero los padres -sin quererlo- dramatizan demasiado de esta situación y lo único que logran es crearles inseguridades. Llenarlos de advertencias tampoco es conveniente.

 

Hacer comentarios negativos. No lo vea como una experiencia negativa porque así lo entenderá el pequeño. Muéstrese tranquilo, sereno, oculte los nervios y evite el llanto; mejor imprímale seguridad y fortaleza.

 

Acompañarlo más de la cuenta. Durante el primer día puede que sea necesario un poco de compañía, como por ejemplo llevarlo a su salón de clases y saludar a los compañeros y profesores; pero recuerde, es sólo un rato, no todo el tiempo.

 

Llegar tarde. Tardarse para llevar o buscar al niño en su primer día puede ser un mal precedente, esto le puede producir angustia y hasta sentimiento de abandono.

 

La forma como los padres afronten esta nueva experiencia, se verá reflejada en los pequeños, ellos aprenden por imitación y ejemplo. Si los padres le hacen una positiva sensibilización, además de una buena preparación, lo más seguro es que los primeros días de la vida escolar sean amables y alegres.

 

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