Alianza LaFamilia.info y el Instituto de la Familia U.Sabana - 02.03.2015
¿Cuál es la fórmula para que la elegancia se convierta en sinónimo de buen vestir, más allá de marcas y accesorios costosos?
La fórmula está precisamente en la elegancia, entendida en su verdadera magnitud. De muy poco sirve estar a la moda, cuidar el arreglo personal, si este propósito no va acompañado de una belleza interior que emerge de dentro hacia fuera y que nos hace únicas.
Ese mundo interior, rico y profundo, es como la imagen del iceberg, en el que el 90% de su dimensión está escondido y sustenta esa pequeña porción que es visible; de igual forma, lo que los demás perciben y conocen de una persona es solo ese 10%.
En el universo interior están los ideales y objetivos altos, los intereses culturales, la capacidad de servicio, la dedicación a los demás, los deseos de mejora, las creencias, los sentimientos nobles y la intimidad, entre otros. Si hace falta uno o alguno de ellos es muy pobre, fácilmente puede perder protagonismo el valor de la persona frente a la imagen y al cuerpo, y puede producirse un vacío interno y un desequilibrio que en nada favorece su proyección y desempeño laboral.
Para ser femenina y elegante…
La mujer ejecutiva y de alto nivel, que desempeña cargos de mucha responsabilidad, necesita proyectar liderazgo y prestigio profesional. Pero también aquella mujer que se mueve en otros entornos de trabajo debe atender a su cuidado personal y asumirlo como su mejor estrategia para proyectar credibilidad en lo que hace. Esto lo logra a través de una imagen más formal, reflejo de su delicadeza de mujer y su feminidad. No debe faltar el traje completo, que puede ser con falda, vestido o pantalón, de corte clásico y sobrio. Puede usar el que más le guste y le convenga. No obstante, en donde se encuentre, es importante evitar escotes pronunciados y ropa ligera (camisetas tipo ‘esqueleto’ o faldas en jean y muy por encima de la rodilla); hacerlo puede ser que llame la atención pero definitivamente NO será un referente para tratar temas de trabajo con seriedad y respeto.
Los accesorios deben ser discretos, en algunas ocasiones, con un toque diferente y más moderno. En términos generales, la idea es vivir la sobriedad en el arreglo personal y el reto está en saber manejar los códigos de vestuario para lograr coherencia entre la imagen y lo que se pretende alcanzar: proyección profesional, credibilidad, seguridad, confianza e, incluso, un mejor nivel de ingresos.
La opinión de otra experta
Lula Kiah, especialista internacional en etiqueta e imagen profesional, sugiere algunos tips para que la mujer, en su ambiente de trabajo, cuide siempre su imagen personal y profesional:
“Vestida para el éxito: No es superficial, vanidoso ni falso. No estás engañando a las personas, simplemente estás estableciendo un ambiente emocional y físico para el éxito. Las personas verán tu presentación mucho antes de que conozcan a la maravillosa persona interior”.
“La primera impresión que dejas en las personas consta de: 55% visual (cómo te ves y actúas). 38% vocal (el tono de tu voz). 7% verbal (lo que dices). Tu ACTITUD controla TODAS estas tres áreas.
“Tus ojos son tus comunicadores faciales más importantes: ver a una persona directamente a los ojos comunica confianza, honestidad e interés. Debes hacer contacto visual tal y como entablarías una conversación: con pausas cortas para evaluar las reacciones y permitir que la otra persona responda”.
“Y esto es clave: son los detalles pequeños los que hacen quedar mal a la gente: pelo evidentemente sucio y recogido ‘para que no se note’, caspa, medias rotas, comida entre los dientes, labial o pestañina corridos, esmalte de uñas levantado, botones faltantes o colgando, hablar masticando chicle. Presta atención y mantén la apariencia más refinada que puedas en todo momento”.
Los enemigos de la buena imagen
• Comenzar una conversación de trabajo con una disculpa.
• Un apretón de manos flojo.
• Llegar tarde.
• No estar preparado ni informado en una reunión.
• Olvidar nombres, presentar información desactualizada, sentarse lo más lejano posible del líder.
No solo la imagen personal necesita atención constante. Las cosas que nos rodean también transmiten mensajes a los demás y causan una impresión. De usted depende que esta sea positiva o negativa.
Artículo editado para LaFamilia.info. Tomado de Apuntes de Familia, edición 25-09/14. Autora: María Lucía Vela M. Consultora de imagen, cofundadora del Grupo Promotor de la Moda, GPM Imaginarte.