LaFamilia.info
09.11.2009

 

Cada etapa de la vida tiene unas características determinadas y ciertas necesidades básicas. En la madurez física se producen cambios en el cuerpo que ameritan adoptar nuevos hábitos y cambiar otros.

 

Está en nuestras manos prevenir algunas enfermedades y gozar de una buena calidad de vida al llegar a la vejez. Lo cierto es que todo este proceso debería empezar muchos años antes, pero lamentablemente cuando se es joven no se piensa en las debilidades del futuro. Sin embargo, nunca es tarde para empezar y si usted está cerca de los 40 años, es importante que se ajuste a las nuevas necesidades del cuerpo.

 

¿Qué sucede en el cuerpo a los 40 años?

 

Alrededor de los 40 años ocurre dentro en el cuerpo humano algunos cambios fisiológicos tanto en hombres como en mujeres, los cuales afectan las condiciones nutritivas. Existen tres importantes transformaciones:

 

Disminución de energía: la Organización Mundial de la Salud estima que a partir de los 40 años la necesidad de energía desciende un 5% por cada década. Ello debido a que disminuye la energía que consume el organismo en situaciones de reposo para mantener las funciones vitales: bombeo de sangre, mantenimiento de la temperatura corporal, etc. Esta reducción se traduce en la necesidad de aportar menos calorías, algo no contemplado por muchas personas y que explica porqué aumentan progresivamente de peso si mantienen los mismos hábitos de alimentación que años atrás.

 

Grasa corporal: entre los 40 y los 50 años se produce un marcado aumento en la proporción de grasa en el cuerpo que continúa aumentando hasta los 75 años. Además, se modifica la distribución de la misma, que se acumula en mayor medida alrededor del abdomen y ocurre lo mismo en los órganos internos. Este cambio se hace más notable en la mujer. Está demostrado que la distribución abdominal de la grasa es un marcador sensible del riesgo cardiovascular. Es por esto que conviene evitar ciertos alimentos adiposos.

 

Masa ósea (huesos): a parir de los 30 – 35 años se comienza un proceso lento pero constante de pérdida de masa ósea, el cual se extiende en los años siguientes. Durante la menopausia se cesa la producción de estrógenos (hormonas femeninas), las cuales son las encargadas de preservar la resistencia de los huesos. Ello explica que las mujeres tiendan a sufrir en mayor medida de osteoporosis y diferentes lesiones en los huesos. Lo cual no exime a los hombres de padecer enfermedades y quebrantos en los huesos.

 

Hay otros cambios menos graves pero igualmente importantes:

  • - El pelo se vuelve más fino y frágil y también su textura puede cambiar.
  • - Alrededor de los 42 años, el cristalino (componente del ojo) pierde flexibilidad y su capacidad para enfocar.
  • - La pigmentación de la piel es menos abundante; al igual que las células defensoras de la epidermis.
  • - Los tejidos de los párpados, mejillas, cuello y cejas comienzan a ceder debido a la pérdida de elasticidad y la laxitud de los músculos.
  • - El colesterol puede aumentar en las mujeres, debido a la llegada de la menopausia.
  • - La piel, el pelo y las uñas se pueden resecar.

Prevenir es mejor que curar

 

Si quiere continuar saludable a lo largo de la madurez, siga las siguientes indicaciones:

 

Mucho calcio: Incrementar la dosis de calcio es imprescindible; se obtendrán mejores resultados si se comienza a consumir desde años anteriores. Es importante asesorarse de un médico en cuanto a la dieta rica en calcio o el suplemento indicado.

 

Actividad física: Si antes era importante el ejercicio, ahora sí que lo es. Al ejercitar el cuerpo, los huesos y músculos se fortifican, se oxigena la sangre y se desintoxica el cuerpo, procesos fundamentales después de los 40 años.

 

Alimentos antioxidantes: Consumir alimentos ricos en sustancias antioxidantes. Los vegetales, las frutas y hortalizas, proporcionan abundantes sustancias con acción antioxidante que neutralizan la acción nociva de los radicales libres.

 

Menos alimentos grasos: Conviene evitar la grasas saturadas (mantequilla, nata, fritos, carnes grasas...), las cuales aumentan los niveles de colesterol en la sangre y se acumulan en las paredes de las arterias dificultando el paso de la sangre, lo cual aumenta el riesgo de arteriosclerosis. Como contrapartida, se debe aumentar el consumo de pescado azul, aceite de oliva y semillas como la soya, los cuales ayudan a bajar los niveles de colesterol y reducir la viscosidad de la sangre, lo que disminuye el riesgo de aparición de trombos.

 

Vitaminas: la toma de vitaminas contenidas en alimentos naturales, ayudan a contrarrestar muchos daños que trae consigo la edad. Por ejemplo la vitamina A que interviene en la vista, crecimiento, reproducción y desarrollo del tejido óseo. La vitamina C también es muy importante para personas de más de 40 años, debido a que refuerza el sistema inmunológico.

 

Una calidad de vida saludable depende de los hábitos que desarrollemos desde que somos jóvenes, es cuestión de tomar conciencia y visualizarse dentro de unos años para ver qué podemos hacer ahora y no lamentar después.

 

Fuentes: Natural Holistic Health, consumer.es, saludydietas.com

LaFamilia.info
20.09.2010

 

Los trastornos de alimentación, aunque existen desde años atrás, han aumentado de manera considerable en las últimas décadas. Y, si bien son enfermedades que no discriminan la edad, sus principales víctimas son preadolescentes, adolescentes y jóvenes. ¿Qué hacer entonces desde los núcleos familiares?

 

La bulimia y anorexia son enfermedades multicausales que tienen principalmente un origen sicológico y se manifiestan en la parte física, las cuales, de no ser tratadas a tiempo, pueden causar daños irreparables y en casos más graves, la muerte. Éstas se caracterizan por una preocupación excesiva por el peso corporal y el aspecto físico, que llevan a presentar comportamientos alimenticios extremos como dietas demasiado estrictas, provocación del vómito, intensas horas de ejercicio físico, uso de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, etc.

 

A sabiendas que el origen de este problema puede deberse a múltiples causas, está comprobado que la familia puede hacer mucho para prevenir que la anorexia y la bulimia ingresen a los hogares. Para ello se hacen las siguientes recomendaciones:

 

Fortalecer la autoestima: es común en la adolescencia los problemas de autoestima, por tanto, se sugiere comenzar desde la primera infancia con un trabajo preventivo en la familia, donde se refuercen los aspectos positivos de cada quien no sólo en la apariencia física, pues el reconocimiento de las cualidades y capacidades determinan actitudes efectivas de los jóvenes frente a sí mismos. Igualmente, se debe enseñar a los hijos a autoaceptarse, a quererse a sí mismos tal y como son, sin pretensiones de difícil alcance.

 

Parámetros de belleza inalcanzables: debido a la publicidad, el mercadeo y la moda que dominan en estos tiempos, no es de extrañar que los chicos quieran lucir como estrellas del mundo del espectáculo -incluso a costa de su salud-, las cuales emiten conceptos de delgadez irracional y enfermiza como una representación de belleza. Ante esto, los padres deben invitarlos a reflexionar acerca de los estereotipos de belleza que varían según la cultura y genética.

 

Alimentación sana y balanceada: en las familias donde no se llevan hábitos de alimentación saludable, ya sea por exageración o privación de ciertos alimentos, es más probable que los hijos presenten este tipo de desórdenes. Los cálculos excesivos del número de calorías ingeridas son desaconsejables, se recomienda una dieta adecuada que contenga alimentos de todos los grupos, unos en mayor cantidad que otros, dependiendo de las necesidades energéticas de cada quien.

 

El ejemplo y educación de los padres: sucede que sin intención, los padres hacen persistentes comentarios sobre la falta de estética de las personas obesas o de los alimentos de alto contenido calórico, lo que lleva a que los hijos desde que son pequeños, crezcan con esta noción y cuando puedan tener el dominio de su alimentación, hagan una privación estricta de las comidas, o contrario a esto, atracones compulsivos.

 

Comidas familiares: son una importante oportunidad para conocer los hábitos alimenticios de los hijos. Aquí se pueden detectar las señales de alarma y el consumo proporcionado de alimentos, pues cuando los hijos están fuera de casa es imposible conocer su nutrición. Lo ideal es que las comidas diarias de toda familia, se hagan a la misma hora y cuenten con la presencia de todos sus miembros; por supuesto, el lugar propicio para ello es la mesa, no las habitaciones frente a la televisión o computador.

 

Ejercicio sin extremos: son indiscutibles las bondades de la actividad física y en edades donde hay cambios hormonales como la adolescencia, se hace aún más necesario; el problema surge cuando se asume de forma compulsiva o se asocia al cálculo del consumo de calorías con la actividad física. Así que los padres deben procurar incentivar el deporte como una actividad saludable y de recreación, no como una exigencia para moldear su figura.

 

Alimento interior: es primordial enseñarles a los hijos que tan importante es el aspecto físico, como el aspecto interior. Pues su valor está determinado por el solo hecho de ser persona, no de tener un cuerpo con medidas diminutas. La autoestima, comunicación y confianza en sí mismos, les brindará a los hijos las bases para resistir la presión de sus pares y de una sociedad, la cual les estimula a ser perfectos para alcanzar el éxito y la “felicidad”.

 

Signos de alerta

 

Ante las primeras señales se debe consultar lo antes posible con un equipo de especialistas (nutricionista, sicólogo, orientador familiar) quienes harán una evaluación detallada del paciente y emitirán un diagnóstico adecuado, no obstante, presentamos los siguientes criterios de la Asociación Americana de Psiquiatría, a modo de guía:

 

  • - Miedo intenso a ganar peso o llegar a ser gorda(o).
  • - Comentarios frecuentes que sugieren una distorsión en la forma de verse frente al espejo o con respecto a su peso.
  • - Rechazo a mantener un peso corporal normal acorde a la edad y la altura.
  • - Preocupación exagerada por los contenidos calóricos de los alimentos y las porciones.
  • - Evasión de actividades que involucren comida.
  • - Obsesión por el deporte o actividad física.
  • - Alteraciones de los ciclos menstruales.
  • - Ausentismo luego de las cenas (para provocarse el vómito).
  • - Cambios de temperamento.
  • - Personalidad con tendencia al perfeccionismo.

 

 

Con asesoría de la Dra. Catalina Trujillo de Cano, MD. Clínica Universitaria Teletón

 

Fuentes: kidshealth.org, enbuenasmanos.com

LaFamilia.info
26.08.2009

 

Tenemos una gran herramienta de salud que viene con nosotros: nuestras propias manos. Sabemos que un abrazo o una caricia dan bienestar y alegría, pero desconocemos el impacto en la salud que podemos provocar en otros y en nosotros mismos con solo “tocar”.

 

La acupresión (milenario método terapéutico de la medicina china tradicional), también conocida como dígitopuntura, consiste en usar las manos con el fin de estimular puntos específicos que activan los canales energéticos de nuestro cuerpo. Con la estimulación precisa de estos puntos, podemos neutralizar o eliminar los bloqueos en el flujo normal de energía que son las causas principales de dolores o molestias.

 

Se ha comprobado científicamente que las terapias que utilizan acupresión son efectivas para aliviar dolores de cabeza y disminuir otros cuadros de dolor crónicos, tratar alteraciones en la presión arterial, combatir las nauseas, mejorar la calidad del sueño e incidir en el aprendizaje.

 

Estudios que muestran resultados

 

El Dr. Richard Harris, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, dirigió un estudio que ha causado gran interés entre los críticos y partidarios de este tipo de terapias alternativas.

 

El estudio demostró que los estudiantes pueden mantenerse más alerta y menos fatigados en clases aplicándose un tratamiento de acupresión ellos mismos. “Esta es una buena noticia para los estudiantes que tienen problemas manteniéndose alerta en el colegio” afirma Harris, añadiendo que habrá que realizar nuevas investigaciones para conocer todo el impacto que puede tener la acupresión para facilitar el aprendizaje.

 

Otros estudios han comprobado la eficacia de estas terapias para regular el ritmo cardíaco y disminuir el dolor postoperatorio. Las terapias de energía usan el sistema de meridianos de la acupuntura china, sin embargo los puntos y el sistema de estimularlos han sido reducidos por terapeutas americanos quienes han investigado y adaptado para convertirlos en métodos de fácil aplicación y amplia efectividad, sin recurrir al uso de agujas u otros instrumentos invasivos.

Uno de estos terapeutas, John Thie (1973), desarrolló un sistema educacional para la salud con la colaboración del Dr. George Goodheart, fundador de la Kinesiología aplicada:

 

“Toque para la Salud” (Touch for Health) combina la medicina china con técnicas occidentales probadas científicamente para contribuir a la salud. Por su sistema de entrenamiento sistemático y sencillo, este método puede ser aprendido por cualquier persona, la que puede ir decidiendo el nivel de profundidad que quiera alcanzar, aplicándolo desde un inicio en sí mismo y en otros.

 

Es bueno saber que nuestras manos pueden ser un puente hacia la salud y el bienestar.

 

Colaboración de Maribel Pasquel, Psicóloga educativa - centrocrisalida.com

LaFamilia.info
13.11.2008

 

Entre los 40 y los 50 años el hombre sufre una serie de cambios físicos y emocionales comparables a los de la menopausia de la mujer. Estos cambios hormonales se conocen como la andropausia masculina y pueden producir efectos en el funcionamiento sexual, así como pérdida de fuerzas, capacidades, o habilidades.

 

La andropausia va mucho más allá del tema sexual. Es en esta etapa donde comienza a disminuir la producción de testosterona (la hormona masculina que produce el testículo) la cual es uno de los factores que fomenta la fuerza física y la agresividad en el hombre.

 

Es ésta una de las razones por las que un hombre que se encuentra atravesando cambios en sus procesos hormonales, sufre de problemas asociados con la pérdida de vitalidad y sensación de dominio. Ya que no presenta rasgos tan nítidos y claramente identificables como los de la menopausia, la andropausia suele hundir en la incertidumbre a muchos hombres de mediana edad.

 

Aunque la llegada de la menopausia en la mujer presenta un punto límite preciso para engendrar hijos, un hombre puede tener la capacidad de procrear hasta muy avanzada edad. Por ello, muchos consideran que el término andropausia (pausia, del griego, cesación, corte) no es correcto.

 

Signos comunes

 

Pero lo por cierto es que existen algunos signos que son inconfundibles y que suelen hacerse comunes en la mayoría de los hombres. Estos tienen que ver con una pérdida de la motivación, las ganas y el interés en vivir la vida; una menor fuerza física, una merma en el desempeño sexual, y posiblemente, en algunos cuadros de depresión.

 

Ya que existe gran variabilidad en los niveles de testosterona entre los hombres sanos, no todos experimentan los mismos cambios en la misma medida. Sin embargo las respuestas típicas a los niveles bajos de testosterona biodisponible son:

 

  • - Menor impulso sexual
  • - Cambios emocionales, psicológicos y de conducta
  • - Menor masa muscular
  • - Pérdida de la resistencia muscular
  • - Aumento de la grasa corporal a nivel central y superior del cuerpo
  • - Osteoporosis o huesos débiles y lumbalgia
  • - Riesgo cardiovascular y de osteoporosis

 

Ojo con el silencio

 

Por razones culturales y de falta de información, muchos hombres tienen dificultades en aceptar adecuadamente los cambios que le ocurren en su mediana edad. De hecho, el “silencio” dificulta la posibilidad de conocer mucho de lo que le sucede al hombre durante estas crisis vitales.

 

Algunos especialistas sugieren que esta etapa tiene mucho más que ver con cuestiones culturales, antes que médico-biológicas, ya que pone en juego el espacio que el hombre cree ocupar en su contorno familiar, social y laboral. Es importante que no solo el hombre, sino su esposa, entiendan que la andropausia no es un estigma, ni una condena, y que es un hecho que la sexualidad cambia con el tiempo.

 

Fuentes: enplenitud.com, andorpause.com

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19.07.2010

 

Ese recuadro que se ubica al respaldo de los empaques de alimentos, nos provee toda la información necesaria para saber qué tan saludable es un producto, no obstante, se ha comprobado que una gran mayoría de personas no la comprenden en su totalidad.

 

Gracias a las nacientes regulaciones que se han adoptado en muchos países, los fabricantes de alimentos tienen el deber de comunicarles a sus consumidores la mayor información nutricional posible del producto, la cual se condensa en el etiquetado nutricional. Éste a su vez, sirve de guía permitiéndole al cliente tomar una decisión de compra con total conocimiento del producto a adquirir.

 

Una de las razones por la cual esta normatividad se puso en práctica, es debido a la preocupación por las cifras ascendentes de sobrepeso y obesidad en la población de todas las edades, lo que ha alarmado a los organismos gubernamentales responsables de la salud pública, llevándolos a adoptar medidas como éstas que buscan proteger a los consumidores.

 

El mapa de los alimentos

 

Esta etiqueta tiende a ser cada vez más completa, pero a la vez sencilla y funcional posible. El problema es que la mayoría de personas saben que existe, puede que la lean, pero no la comprenden del todo. Así que analizaremos cada componente de esta tabla:

 

Porción o ración: es la primera parte de la información anotada en el rótulo. Una ración es la cantidad promedio de consumo de una persona. Puede estar expresada en una medida casera general (pedazos, unidades, tazas, vasos, cucharadas. Ejemplo 2 rebanadas de pan o 1/2 taza de cereal) o cuando ésta no aplica, puede ser en gramos, mililitros, onzas, etc.

 

Porciones o raciones por envase: es la cantidad total contenida en el empaque; por ejemplo, 20 rebanadas de pan. Sirve como punto de referencia para saber cuántas porciones son las indicadas para el consumo individual.

 

Valor energético: se expresa en kilocalorías (kcal) y son las que abastecen de energía al organismo para que este funcione correctamente. También es común encontrar este valor formulado en calorías, aunque no es el término más apropiado, dado que la caloría es una unidad muy pequeña y su uso requeriría situar números demasiado extensos en las tablas nutrimentales (una kilocaloría equivale a mil calorías). No obstante, los dos términos: kilocaloría y caloría, se utilizan de forma equitativa.

 

Cuerpo de la etiqueta: esta parte del rotulado comprende una lista de los principales nutrientes que posee una ración del alimento, como son: grasas, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, colesterol, sodio, carbohidratos totales, fibra vegetal, azúcares, proteína, vitaminas y minerales. Las cantidades están descritas en gramos y en porcentajes de valor diario.

 

Porcentaje del valor diario o % VD: para facilitar la lectura del etiquetado nutricional y conocer si los nutrientes presentes están en mayor o menor cantidad, se cuenta con el porcentaje del valor diario. En este apartado se indica la proporción de ese nutriente con respecto al consumo calórico total de un día estimado en 2.000 calorías, el cual ha sido establecido como referencia.

 

Si bien las necesidades calóricas son variables, dependen de diversos factores como el sexo, la edad, el peso, la estatura, la actividad física, entre otros; el % VD sirve de parámetro para saber si un producto es una buena o mala fuente de un nutriente específico. Para ello existe esta regla general: una ración de alimento con 5% o menos del valor diario se considera baja. Una ración de alimento con 20% o más del valor diario se considera alta.

 

Claves para entender las etiquetas

 

  • Los “Datos de nutrición” como también se le puede llamar a este rótulo, sirven para comparar entre varios productos y conocer a fondo los componentes de los mismos. Además son bastante funcionales cuando la persona padece una enfermedad y necesita ajustar su alimentación a ésta, como en casos de diabetes, hipertensión arterial, osteoporosis, niveles elevados de colesterol, desnutrición.
  • - Tenga presente que la información nutricional contenida en una etiqueta siempre aplica para una porción.
  • - Hay varios formatos de etiquetado nutricional, esto obedece a la legislación de cada país, el tipo del comestible, el fabricante... aunque se busca una estructura cada vez más universal.
  • - Prefiera alimentos que aporten mayor cantidad de fibra, vitaminas, calcio y hierro; asimismo disminuya aquellos con altos contenidos de grasas y colesterol.

Fuentes: familydoctor.org, Revista Salud Pública y Nutrición, Revista Hacer Familia, nutrición.cr, revista.consumer.es

LaFamilia.info
23.05.2009

Cuando la comida sana se convierte en una obsesión, al punto de rechazar cualquier alimento que no sea totalmente saludable, se padece de ortorexia, un trastorno alimenticio definido por primera vez por el médico norteamericano Steve Bratman en el año 2000.

 

Quienes padecen este trastorno sufren de una obsesión patológica por la comida biológicamente pura, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida. Podría decirse que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, lo cual hace que los afectados tengan “un menú en vez de una vida”.

 

Las personas que sufren ortorexia acaban por centrarse casi exclusivamente en lo que comen; generalmente rechazan la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contienen sustancias artificiales. Sin embargo, esta obsesión va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que los cocinan. Cada trasgresión alimenticia se acompaña de sentimientos de culpabilidad y frustración cada vez más fuertes.

 

Según el doctor Bratman, las víctimas de ésta enfermedad esperan obtener todo tipo de beneficios físicos, psíquicos y morales, lo cual les puede llevar a una dependencia similar a la de cualquier adicto a las drogas. Por ello, entre las razones que podrían llevar a una persona a padecer la ortorexia está la obsesión por lograr una mejor salud, el encontrar una razón espiritual al comer un determinado alimento, o bien por el temor a ser lentamente envenenado por los colorantes y conservantes de las industrias alimenticias.

 

Grupos de riesgo

 

Normalmente, quienes sufren de ortorexia son personas muy estrictas, controladas y exigentes consigo mismas y con los demás. Las mujeres, la adolescencia y quienes se dedican a deportes tales como culturismo, atletismo y otros, son los grupos más vulnerables ya que en general son muy sensibles frente al valor nutritivo de los alimentos y su repercusión sobre la figura o imagen corporal.

 

Al excluirse alimentos considerados básicos para el normal funcionamiento del organismo, la ortorexia puede producir trastornos de salud como: desnutrición, anemia, déficit de vitaminas y minerales, alto riesgo de infecciones, etc.

 

Estas son algunas de las consecuencias que tiene esta enfermedad sobre la vida y el entorno social:

  • - Rechazo a comer fuera de casa para evitar tentaciones y porque es contrario a sus teorías.
  • - Distanciamiento de amigos y familiares, pues todo su mundo gira en torno a sus estrictas normas a cerca de la comida.
  • - Cambios de carácter: debido al aislamiento a que suele dar lugar este trastorno, la persona adquiere un carácter irritable y amargo.
  • - Se produce un círculo vicioso debido a la falta de satisfacciones afectivas, lo que conduce a una preocupación aún mayor por la comida.

 

Comportamiento que lo dice todo

 

La clave de este trastorno alimenticio, como de cualquier trastorno obsesivo, radica en si la actitud de la persona con respecto a la comida, al peso y a los ejercicios es lo suficientemente significativa como para cambiar su estilo de vida.

 

Aunque todavía no están lo suficientemente contrastados, ya existen algunos criterios para diagnosticar la ortorexia:

  • - Preocuparse más por la calidad de los alimentos que por el placer de consumirlos.
  • - Disminución de la calidad de vida mientras aumenta la “pseudocalidad” de la alimentación.
  • - Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente.
  • - Aislamiento social provocado por el tipo de alimentación.
  • - Tomarse más tiempo de lo normal comparando las etiquetas de los productos.
  • - Renunciar a la vida social a menos que sea posible llevar sus propios alimentos.
  • - Preferir ayunar antes que comer algo prohibido.
  • - Se experimenta un enorme sentimiento de culpa cuando se cae en la tentación de comer cualquiera de los alimentos “prohibidos” y, para compensarlo, se castiga con un régimen aún más estricto o con la abstinencia total.
  • - También son síntomas la obsesión por la forma de preparación -verduras siempre cortadas de determinada manera- y los materiales utilizados -sólo cerámica, sólo madera, etc.

 

Cómo volver a la normalidad

 

Es importante hacer hincapié en la prevención y en el diagnóstico precoz. Desde el punto de vista dietético y nutricional, los objetivos del tratamiento son en primer lugar, cubrir los requerimientos nutricionales mínimos de la persona. Se ha de aportar progresivamente una mayor cantidad de alimentos básicos hasta llegar al nivel adecuado considerando la edad, sexo, talla y peso real al inicio del tratamiento.

 

Paralelamente se han de reestructurar los hábitos alimentarios de forma que la dieta sea completa, equilibrada y bien distribuida a lo largo del día. Los alimentos a incluir deben establecerse con arreglo a lo que la persona ingiere espontáneamente, aumentando su variedad y cantidad según tolerancia y evolución, por lo que su motivación y su disposición para aceptar las orientaciones dietéticas son esenciales.

 

La introducción de alimentos inicialmente rechazados, debe realizarse gradualmente. En líneas generales se explicará la importancia de llevar a cabo una alimentación variada y completa, introduciendo cada día la cantidad suficiente de alimentos básicos necesarios para el buen funcionamiento del nuestro organismo.

 

Fuentes: consumer.es, psicocentro.com

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25.06.2007

A partir de los 40 todos los varones pueden estar expuestos a padecer alguna enfermedad de la próstata y, aunque muchos ignoran para qué sirve y dónde está ubicada, se ha comprobado que este tipo de anomalías se presentan en el 50 % de la población masculina. Lo cierto es que el cáncer de próstata es la segunda o tercera causa de mortalidad por cáncer en el varón, después del cáncer de pulmón - propio de los fumadores- y de colón.

La próstata es una glándula que existe en el hombre y puede aumentar su tamaño ocasionando problemas. Está debajo de la vejiga y recubre la uretra - el conducto que va de la vejiga al pene y conecta con el exterior por el meato uretral -, tiene forma redondeada y es del tamaño de una almendra grande. Por ella circulan la orina y el semen. Su crecimiento moderado no requiere tratamiento, pero si se dificulta el paso de la orina, a veces es necesaria una operación.  Generalmente su crecimiento puede detectarse con un examen rectal.

Síntomas de agrandamiento

El agrandamiento de la próstata conduce a la aparición de una serie de síntomas. Los más frecuentes son:

  • Levantarse a orinar varias veces durante la noche.
  • Imperiosos deseos de orinar con frecuencia durante el día.
  • Debilitación del flujo de orina.
  • Mojar el piso del baño o los zapatos, al orinar.
  • Sensación de dolor o ardor en el conducto urinario.
  • Dolor al eyacular.

Pero es importante diferenciar el crecimiento, del cáncer o hipertrofia maligna. Por esto los varones mayores de 45 deben hacerse un control prostático anual con un especialista, quien suele solicitar análisis de sangre específicos, ecografías y tacto prostático. Hay profesionales que aconsejan que sea después de los 40 si hay antecedentes familiares directos.

¿Mayor de 40? Atención a estos cuidados

Si se quieren evitar trastornos mayores en la próstata, deben tomarse conductas preventivas, entre ellas los  controles urológicos. Algunas corrientes de la medicina natural sugieren acciones higiénicas y dietéticas para mantener una adecuada salud prostática. Estos son algunos de ellos:

  1. Evitar las grasas animales saturadas, el café (con cafeína), el té cargado, los picantes, el excesivo alcohol, el cigarrillo.
  2. Aumentar la ingesta de líquidos (agua, jugos, caldos) para estimular la producción de orina.
  3. Consumir frutas y vegetales crudos, especialmente crucíferas (repollo, coliflor, bróculi), cereales integrales.
  4. Disminuir la ingesta tanto de carnes rojas como de lácteos enteros y preferir los pescados de mar.
  5. Consumir unas pocas piezas diarias de semillas de zapallo, sésamo o lino, nueces, almendras, castañas o avellanas (que aportan aceites vegetales insaturados, vitamina E y Zinc -que es uno de los nutrientes prostáticos necesario además para la movilidad de los espermatozoides-).
  6. Agregar una adecuada y balanceada dosis de antioxidantes a través de la dieta (vitaminas C y E, beta caroteno).
  7. Hay varias hierbas medicinales que ayudan a desinflamar la próstata: congorosa, uva ursi (gayuba), buchu, fresno, entre otras, que pueden darse en infusión o en comprimidos.
  8. El polen bien procesado y conservado, y los extractos vegetales de Serenoa repens y de Pygeum Africanum, son una eficaz ayuda complementaria para mejorar ciertos procesos.
  9. Jamás se deberán emplear hormonas (testosterona) sin análisis y controles previos ya que es bien conocida su relación con la patología prostática.

Tratamiento

Habitualmente un crecimiento moderado de la próstata no requiere de tratamiento. Si se llega a dificultar el paso de orina, a veces es necesaria una operación.

Debido a los problemas urinarios, la operación para un crecimiento de la próstata suele ser un alivio para el paciente. Es una operación sencilla que requiere de unos días de hospitalización. Para el crecimiento prostático benigno hay dos tipos de operaciones:

Prostectomía: Es la extirpación de la próstata a través de una incisión en la parte inferior del abdomen

Resección Transuretral: Es la extracción del tejido crecido mediante la inserción de un tubo, llamado resectoscopio, a través del pene y la uretra. Este método requiere menos tiempo de hospitalización y es el más común.

Ambas operaciones interfieren con la fertilidad y pueden causar impotencia.

Fuentes: tusalud.com, sexovida.com, healthsystem.virginia.edu

LaFamilia.info
17.05.2010

 

 

20101710s

 

El Alzheimer y alteraciones similares, son una de las enfermedades del siglo XXI. Aunque la ciencia está en búsqueda de medicamentos o tratamientos que logren postergar su aparición, cada vez son más las personas que lo padecen en todo el mundo.

 

Se controversia mucho acerca de cuáles son las causas específicas que generan la enfermedad, pero aún no hay nada escrito. Lo cierto es que hay hábitos y ejercicios que podrían tener alguna incidencia en su prevención.

 

Hábitos saludables

 

  • -Evitar el cigarrillo: éste podría provocar pequeños accidentes cerebrovasculares que, en ocasiones, pueden dañar el cerebro y causar demencia.
  • - Llevar una sana y equilibrada alimentación, libre de grasas y rica en omega 3 y 6, vitamina E, vitamina C, vitamina B12 y ácido fólico; las cuales benefician al cerebro.
  • - Hacer ejercicio físico de forma habitual, mínimo tres veces a la semana.
  • - Estar en permanente actividad mental (leer, estudiar, trabajar, pensar...)

 

Gimnasia cerebral

 

Así pues, la importancia de tener el cerebro en permanente actividad y además sacarlo de su usual funcionamiento, es decir, activar las partes que se encuentran dormidas y estimular el otro lado del cerebro que no se usa.

 

Algunos ejercicios para volverlos parte de la vida diaria

 

  • - Bañarse con los ojos cerrados, por lo menos una vez a la semana: sólo con el tacto, localice el jabón, shampoo, ajuste la temperatura del agua, etc. Esto con el fin de reconocer nuevas texturas y potencializar los sentidos.
  • - Usar la mano que sea menos hábil: la izquierda para los diestros, o la derecha para los zurdos; para escribir, comer, cepillarse los dientes, peinarse, abrir un cajón, manejar el mouse del computador, abrir y cerrar la llave del agua, etc.
  • - Hacer ejercicios con los dedos de las manos: unir la yema del pulgar con los demás dedos y repetir varias veces. Esto ayuda a que los dos hemisferios cerebrales se conecten.
  • - Movimientos cruzados: sentado en una silla, levante la rodilla derecha y tóquela con la mano izquierda, y viceversa. Se aconsejan series de 10 repeticiones.
  • - Cambie la ubicación de las cosas: al saber donde está todo, la mente construye un mapa y se evita esfuerzos.
  • - Hacer crucigramas, rompecabezas, sudokus… juegos que inviten a pensar.
  • - Caminar de espalda, puede ser en la casa donde no haya peligros.
  • - Usar el reloj en la mano contraria a la que normalmente lo usa.
  • - Vestirse con los ojos cerrados.
  • - Estimular el paladar con cosas diferentes.
  • - Leer en voz alta.
  • - Ver las fotos al revés, de cabeza para abajo.
  • - Mirar la hora en un espejo.
  • - Cambiar de ruta para ir de la casa al trabajo.

 

Como vemos, todas las ideas anteriores tienen algo en común: se salen de la rutina. Las actividades rutinarias hacen que el cerebro funcione automáticamente y requiera un consumo mínimo de energía, asimismo, no hay fabricación de neurotrofinas, las cuales favorecen la memoria y su producción depende de cuan activas sean las células del cerebro. ¡Así que a ponerlas en práctica!

LaFamilia.info
13.09.2008

 

 

El colesterol es una sustancia “amarillenta”, grasosa y pegajosa presente en la sangre. Contrario a lo que muchos creen, no todo el colesterol es nocivo para la salud. Algunos de sus componentes son peligrosos para las arterias, mientras que otros son benéficos.

 

Así pues, el colesterol conocido como LBD (Lipoproteínas de Baja Densidad) es el que podemos llamar colesterol malo y el LAD (Lipoproteínas de Alta Densidad) como colesterol bueno.

 

Las lipoproteínas de baja densidad son la materia prima para obstruir las arterias, mientras que las de alta densidad son aquellas que se devoran a las “malas” y las llevan hasta el hígado, donde son aniquiladas.

 

Para una dieta libre de colesterol malo es importante conocer qué alimentos ayudan a destruir las LBD nocivas y generar las LAD benéficas. He aquí los más comunes:

 

  • Fríjoles y otras leguminosas: Una tasa de este alimento al día eleva los niveles del colesterol bueno. Según el profesor James Anderson de la Universidad de Kentucky, una taza de fríjoles al día (por tres semanas) suprime en un 20% el colesterol malo.
  • Avena: Una taza mediana de salvado de avena cocida diariamente reduce el colesterol nocivo en un 16%, según estudios.
  • Ajo: Tres dientes de ajo al día pueden reducir el colesterol nocivo entre el 10% y el 15%. No importa si se consume crudo o cocido.
  • Cebolla: Media cebolla al día es uno de los mejores tratamientos para elevar el colesterol bueno (LAD). El profesor Gurewich cardiólogo de la Universidad de Harvard, aconseja a sus pacientes con alto colesterol comer cebolla todos los días.
  • Salmón: El pescado grasoso como el salmón, también aumenta el colesterol bueno. En un experimento se le pidió a las personas que comieran salmón como entrada al almuerzo y la cena durante 40 días aproximadamente. Los resultados en la baja del colesterol nocivo fueron notables. Otros pescados con los mismos efectos benéficos son: caballa, arenque, sardinas y atún.
  • Aceite de oliva: Sus beneficios son incontables. A la vez que reduce el colesterol malo LBD, eleva ligeramente o mantiene el colesterol benéfico o LAD. Aunque su costo es más elevado que el de los aceites vegetales o animales, cocinar con aceite de oliva le garantizará una dieta más sana que le ayudará a prevenir el daño de las arterias.
  • Aguacate: Aunque parece sorprendente, el aguacate reduce el colesterol malo. Esta fruta contiene la misma grasa benéfica que la del aceite de oliva y las almendras.

Otros vegetales que ayudan a reducir el colesterol son: la zanahoria, pulpa de toronja, pulpa de mango y las uvas.