Serenidad: medida efectiva contra el estrés

Por LaFamilia.info – 21.09.2015
 

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El estrés es uno de los males de nuestro tiempo. La cantidad de compromisos y responsabilidades que muchas veces nos ponen al límite afectan la salud tanto física como emocional, lo que tarde o temprano termina cobrando factura… Ante esta situación, encontramos en la serenidad, el mejor remedio para manejar al estrés.

 

Cómo lograr serenidad en un mundo estresado

 

Este valor nos enseña a conservar la calma en medio de los problemas u ocupaciones, nos invita a adquirir un estado de ánimo apacible, lo que es muy diferente a pasividad o dejadez. La persona serena establece prioridades, atiende cada una de ellas con claridad de pensamiento y cumplimiento del deber.

 

La serenidad provee autocontrol, la virtud que ayuda a los seres humanos a procesar los impulsos, los sentimientos y las emociones, es decir, exteriorizarlos de la mejor forma posible, como también en determinadas ocasiones, habrá que cederle el mando a la razón (pensar antes de actuar). 

 

De igual manera, la vivencia de la misma conduce a la práctica de otros valores y conductas favorables: “La serenidad va de la mano de la ponderación y de la objetividad. No hace tragedia de pequeños sucesos negativos. No dramatiza. Mira los sucesos con realismo, con ánimo positivo. La persona serena conserva la calma sin desesperarse ni desanimarse. Enfrenta los problemas uno a uno, estudiando a fondo cada asunto y tomando alguna decisión. Después actúa con prontitud; de esa forma van desapareciendo los problemas”. [1]

 

La ausencia de serenidad, instiga al ser humano a divagar sin tener el dominio de sus emociones, lo que oscurece el panorama y encubre las soluciones. Cuando el estrés toma las riendas, la serenidad se desvanece y viceversa. Por tanto, la vía principal para reducir los efectos del estrés sobre nuestras vidas, es lograr un estado sereno que posibilite “ocuparse” de lo que es real y posible, como tranquilizarse frente a lo que está por fuera de las posibilidades de cada quien.

 

Claves para neutralizar las situaciones estresantes

 

Ahora bien, ¿se puede evitar el estrés? Pues la respuesta es un rotundo “sí”. Tal como existen circunstancias que se salen de las manos, hay muchas otras que es posible ejercer control sobre ellas.

 

Veamos algunas claves para recobrar la serenidad y evitar que se de lugar a imprevistos o situaciones que generan tensión:

 

Aprender a delegar. Quiere decir suministrar tareas a otros que están en capacidad de llevarlas a cabo, algunas veces, con la misma entereza con la que la habría hecho uno mismo. Es una forma de aligerar las cargas, valiéndose de las herramientas que le rodean para cumplir con un propósito. Cuando alguien pretende ocuparse de todo, lo más normal es que colapse en algún momento. Saber delegar, del mismo modo que pedir ayuda, es creer en las aptitudes de los otros y depositar en ellos un voto de confianza.

 

Planear, programar, organizar. La falta de previsión es la principal fuente de tensión en muchas personas. La planeación brinda seguridad y dominio de la situación, de esta forma se elimina toda posibilidad de estrés. Basta hacer la preparación de una reunión o simplemente del día a día, para ver el alivio que se siente. También es importante evitar el afán, pues el mal uso del tiempo provoca tensión.

 

Priorizar. Evaluar de acuerdo a la importancia y proceder en consecuencia. Asimismo, desarrollar la habilidad para detectar las situaciones importantes de las urgentes.

 

Ser asertivos. Comprometerse con lo que puede cumplir. Recordemos que la asertividad brinda la destreza de expresar una negación ante asuntos que no se está en capacidad de atender. Cuando se asumen tantas responsabilidades, seguramente se hará mucho pero tal vez no muy bien. (Ver también: El arte de saber decir “no”)

 

Salud física y mental. Está comprobado que el ejercicio es una excelente forma de canalizar las tensiones del quehacer diario. Así como alimentarse sanamente. Existen muchas terapias para encontrar tranquilidad, entre las recomendadas por médicos y sicólogos, se encuentra la realización habitual de actividades agradables (hobbies, deporte, lectura, música…) que “bajan las revoluciones” y generan paz interior.

 

Establecer límites. Cada quien se auto concede el permiso de dejarse abatir por la tensión, o de lo contrario, hacerle frente valiéndose de la serenidad para impedir que haga estragos.

 

Para finalizar; “cuando las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la serenidad podría dejarse sólo para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos. (…) La serenidad hace a la persona más dueña de sus emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarse, sino para soportar y afrontar la adversidad sin afectar el trato y las relaciones con sus semejantes”.

 

Notas:

[1] Decálogo de la Serenidad del libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”, Regino Navarro Ribera, Ediciones San Pablo.

[2] Valores explicados – Encuentra.com 

 

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