Cómo afrontar el síndrome del “nido vacío”

Por LaFamilia.info 

 Foto: Freepik

Llega un momento en que los hijos se van de casa para tomar su propio rumbo, algunos lo hacen más temprano, mientras que otros tardan en irse.

Lo cierto es que para algunos padres, este desprendimiento se convierte en un difícil momento.

Cuando el nido queda vacío, surge en los padres el sentimiento de soledad, y el mayor tiempo libre que se posee, puede ser vivido con desconsuelo e incertidumbre. A esto se le añade la percepción del paso de los años y la realidad de reencontrase con la pareja como nuevo núcleo de vida. Todos estos factores pueden dejar un vacío físico y motivacional, el cual repercute con más frecuencia en las madres.

Sin embargo, el hecho de que los hijos se independicen, siempre que sea bajo unas condiciones óptimas, debería ser vivido como un triunfo, puesto que es su realización personal la que está en juego y seguirán siendo los padres el principal apoyo de los hijos en esta nueva etapa de su vida.

Ante la salida de los hijos del hogar, podemos hundirnos en la depresión, o podemos aprovechar las bondades de esta etapa, tales como:

1. Tiempo para crecer 

La mediana edad es un tiempo especialmente propicio para el desarrollo de actividades que antes no podían realizarse, en especial por el tiempo limitado para ello. Por tanto, es de gran provecho, encontrarse con amigos, estudiar, viajar o hacer aquellas cosas que siempre deseó y no pudo. Es el tiempo de disfrutar y enriquecer la vida tanto al interior, como al exterior de sí mismo. 

2. Tiempo para el reencuentro conyugal 

Si las relaciones no se cuidan, dejan de desarrollarse como es debido y finalmente pueden morir. El romance juvenil ha pasado, pero con el paso de los años se construyen relaciones más sólidas y maduras, por ejemplo se mejoran aspectos como: la capacidad de dialogar juntos, de tolerar mejor las diferencias, de reírse de los mutuos errores, de hacer las críticas de un modo amable, de iniciar juntos alguna actividad (salir a correr, tomar algún curso que les interese, etc). Es la ocasión para ser creativos y encontrar nuevos desafíos a la vida matrimonial.

3. Tiempo para un nuevo rol

Los nietos llegan a llenar nuevamente de bullicio la casa de los abuelos. Disfrutar con ellos, descubrir sus talentos, reír con sus ocurrencias y compartir sus juegos, abre una nueva y hermosa dimensión dentro del ser humano.

En cada persona está la posibilidad de quedarse con las “pérdidas” o con las oportunidades de esta etapa. Disfrutar de la vida implica aceptar los cambios, por dolorosos que sean, y aprender a sacarles provecho.

 

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